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Mi silencio me condena

Por 30 de abril de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

¿Qué clase de pastor es aquel que entrega sus ovejas a los depredadores?

Ayer domingo, en el marco de la Feria del Libro, Horacio Verbitsky presentó Cristo vence, primer volumen de una trilogía subtitulada La Iglesia en la Argentina, un siglo de historia política (1894-1983). El título alude a las cruces que los aviadores pintaron en las alas de sus naves, con una “V” por debajo, antes de bombardear la plaza de Mayo en el intento de derrocar al entonces presidente Perón. (Lo lograron. También asesinaron a infinidad de inocentes en el proceso. Cristo ¿venció?) La intención de la trilogía es simple, aunque supone una tarea titánica: demostrar hasta qué punto es imposible entender cabalmente la historia argentina del siglo XX sin tener en cuenta cada uno de los movimientos de la Iglesia local.

Flanqueado por el historiador Felipe Pigna y el sociólogo Fortunato Mallimaci, Verbitsky recreó ante una multitud el lento proceso de gestación del libro. Recordó que al entrevistarlo a mediados de los 90, el oficial naval Adolfo Scilingo le contó que los aviadores arrojaron personas al mar durante los ’70 en la certeza de que la jerarquía eclesiástica había bendecido el método, calificándolo de “forma cristiana y poco violenta” de dispensar la muerte. Detalló las dificultades para realizar su investigación, dado que la Conferencia Episcopal le negó acceso a sus archivos alegando que no existían. (Con su proverbial humor, Horacio dijo haber sacado patente de agente secreto al conseguir consultarlos de todos modos. Y remató la broma mostrándose confiado en que la jerarquía no se molestaría por su infidencia: a fin de cuentas, tan sólo hurgó en cajones que para el purpurado son inexistentes.) Y mencionó los hechos que demuestran hasta qué punto la Iglesia católica aquí conserva un sitial de poder que no tiene parangón en Latinoamérica –ni siquiera en aquellos países más conservadores que el nuestro.

El Estado argentino todavía es un estado confesional: sigue unido por ley constitucional a la Iglesia católica, apostólica y romana. Las escuelas católicas son subvencionadas por el Estado. (Parcialmente, aunque el Episcopado no cesa de reclamar para que se las subvencione por completo, de modo que el alumno pueda asistir de manera gratuita.) El clero todo recibe dinero público, con virtuales sueldos para los obispos que superan los $ 7000 mensuales (una cifra que no se diferencia de la que gana el Presidente de la República) y que no bajan de los $ 5000 una vez que se retiran, en un país donde los jubilados que llegan a los $ 700 mensuales son privilegiados. (Los obispos tampoco hacen aportes jubilatorios ni pagan impuestos.) Envalentonada por privilegios a los que a esta altura considera intocables, la jerarquía no deja de entrometerse en la vida política del país y en la intimidad de cada ciudadano, católico o no. No hace tanto que el obispo castrense Domingo Baseotto declaró que, por su defensa del control de la natalidad, el Ministro de Salud Ginés García merecía ser arrojado al mar (¡otra vez la metodología dilecta!) con una piedra al cuello.

  Terminada la charla, Verbitsky se enfrentó a una kilométrica fila de gente que ansiaba que firmase su libro. Se le veía contento. Yo aproveché para comprarme un libro anterior que todavía no había leído, El Silencio, que se detiene en un episodio que seguramente Horacio retomará en el volumen final de su trilogía. Es una historia estremecedora, aun para aquellos que sabemos hasta qué punto la jererquía eclesial colaboró con el genocidio de los ’70, señalando y entregando incluso a muchos de los suyos. Cuando la Comisión Internamericana de Derechos Humanos visitó en el 79 la Escuela de Mecánica de la Armada –donde, se decía, funcionaba uno de los más grandes campos de concentración de la dictadura-, no encontró nada extraño. No había detenidos, no había instalaciones carcelarias. El medio centenar de desaparecidos que seguía alojado en la ESMA hasta ese momento había sido desplazado hacia otro escondite temporario: una isla del Tigre que era el lugar de recreo del Arzobispo de Buenos Aires. El nombre de la isla es revelador: se llama El Silencio.

A casi veinte años de ese hecho de inexcusable complicidad, el silencio que el Episcopado sigue manteniendo respecto de su asociación con criminales no hace otra cosa que condenarlo.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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