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Manifiesto por el retorno del rock progresivo

Por 31 de octubre de 2008 Sin comentarios

Marcelo Figueras

¿Por qué no? ¿Acaso la batea de novedades de pop-rock abunda en cosas dignas de ser escuchadas? Ese género de músicas es hoy tan endeble que las noticias más emocionantes del último tiempo pasaron por el retorno de AC/DC, Metallica y Guns’n Roses -que, dicho sea de paso, nunca descollaron por ser las bandas más innovadoras del planeta. /upload/fotos/blogs_entradas/juanes_posa_tras_la_entrega_de_los_premios_mtv_latinoamrica_2008_med.jpgLos premios MTV, y muy especialmente los latinos, tienen un aire inevitable a Back to the Future II, cuando Marty McFly comprende que las alteraciones que produjo en el continuum temporal resultaron en un presente que más que presente es una broma macabra. En serio: ¿Juanes? Por cada Café Tacuba surgen hoy cien Mirandas. Y el panorama no mejora cuando espiamos las otras bateas. ¿Cuántos gritos y gorgoritos más se pueden tolerar, cuando Britney, Cristina y Beyoncé no ceden un tranco y la competencia -desde las Pussycat Dolls hasta Leona Lewis- lanza un nuevo track cada dos semanas? ¿Cuántas bandas emo cortadas con la misma tijera, cuántos cantantes andróginos más? ¿Alguno de ustedes se siente en condiciones en digerir un nuevo videoclip hip-hopero con morocho parlanchín, mujeres pulposas, autos de lujo y poses de gangster? El reclamo es simple, muchachos: por favor por favor por favor, ¡con una idea más o menos original nos conformamos!

Lo bueno del rock progresivo era que, antes de sucumbir a la tentación de la autoindulgencia, significaba música que desafiaba a su público. Sin llegar al extremo de agredirlo o dejarlo perplejo, producía canciones e instrumentales y hasta obras conceptuales que se atrevían a plantearse la pregunta del comienzo: ¿por qué no? ¿Dónde está la inconvenciencia de saltar barreras, de poner a prueba mixturas extrañas (¿jazz rock? ¡Dios nos guarde!), de sorprender a los demás mediante el simple expediente de haberse sorprendido uno mismo a la hora de imaginar, de componer, de crear? Ya sé, alguno de ustedes está pensando: si no es rock progresivo, ¿cómo llamar a lo que hacen Radiohead, Mars Volta, los mismos Café Tacuba? Si hasta el pillín de Chris Martin llenó Viva la vida de pasajes que suenan a prog rock, cortesía del productor Brian Eno que, de manera inevitable, llegó al estudio con la etiqueta que ayudó a fundar en el orillo.

Pero yo pretendo ir más allá. Dado el aburrimiento lindante con lo comatoso de la escena musical actual (¿otra vez Britney semidesnuda? ¿otra banda con cantante de ojos delineados? ¿otro morocho jugando a ser Tony Montana?), lo que sugiero no es tanto agrandar el nicho de lo que hoy se llama alt rock o rock alternativo -Radioheadlandia- como asaltar los depósitos más olvidados, por desacreditados, de lo que alguna vez se llamó prog rock. Por ejemplo (aquí va, no se asusten): ¿para cuándo la vuelta del rock sinfónico? 

                                                                      (Continuará.)

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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