
Eder. Óleo de Irene Gracia
Marcelo Figueras
Releyendo Matadero Cinco de Kurt Vonnegut, me di cuenta de que nunca había visto la adaptación al cine de George Roy Hill, que ganó el premio mayor del festival de Cannes en 1972. Husmeando en Wikipedia, me enteré de que una de las diferencias más notorias entre film y novela era la ausencia en el cine de uno de los mejores pasajes de la obra de Vonnegut. En el Capítulo Cuarto, Billy Pilgrim, el protagonista, enciende la TV y se engancha con una película sobre la Segunda Guerra Mundial –pero la ve en reversa, esto es, de atrás para adelante.
Según Wikipedia, el mismo Vonnegut lamentó que esa escena no figurase en la película. La excusa que allí se da es vaga, y carece de una fuente confiable: aparentemente, la secuencia ‘no habría sido viable dentro de las constricciones temporales del film’. Es una pena: sería una secuencia inolvidable. Supongo que el único que está agradecido por su ausencia es Gaspar Noé, que de hecho basó toda su película Irreversible en ese proceso narrativo.
Al igual que en Irreversible, el relato de Vonnegut nos permite desandar el horror. Los bombarderos americanos que vuelan hacia atrás sobre una ciudad alemana abren sus vientres, un ‘magnetismo milagroso’ hace que los fuegos que devoraban la ciudad se metan dentro de cilindros de metal que ascienden al cielo y encuentran cobijo dentro de los aviones. Cuando los bombarderos regresan a sus bases, las bombas son trasladadas a los Estados Unidos y desmontadas en fábricas. Sus componentes más peligrosos son convertidos en minerales y regresados a las entrañas de la tierra, ‘para que nunca vuelvan a lastimar a nadie’.
Cuánto me gustaría ver una escena así en el cine, en la TV.
Cuánto me gustaría que la vida nos permitiese desandar tanta muerte.
No nos deja, por esas cuestiones del tiempo y sus reglas de juego. Pero para compensarnos, nos otorga la posibilidad de evitar las guerras del futuro.
Ojalá las palabras de Obama en pos del desarme sean más que palabras.
Yo tampoco quiero que exista un Matadero Seis.