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Estoy furioso y no pienso tolerarlo más

Por 8 de octubre de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Lo primero que me sorprendió cuando volví a ver Network fue que el nombre de su guionista figurase a continuación del título principal: Network, by Paddy Chayefsky. Esta práctica está lejos de ser la habitual, en tanto el sistema tiende a subrayar el protagonismo del director -como- autor. Pero Chayefsky no era un guionista convencional, como la revisión de este filme atestigua todavía hoy, a más de treinta años de su estreno. En los documentales que incluye la última edición en DVD, Faye Dunaway recuerda la sorpresa que le produjo encontrarse con parlamentos que en el guión se extendían a lo largo de cuatro páginas. El actor Ned Beatty da en la tecla cuando define la impresión que esos textos le causaron con el adjetivo ‘shakespiriano’. Y la prueba final: el hecho de que el director Sidney Lumet, responsable de películas imperecederas como Dog Day Afternoon y Serpico, haya cedido a Chayefsky el centro de la escena, resulta elocuente respecto del respeto que sentía por este autor enorme.

Lo segundo que me sorprendió fue que aquello que en los años 70 pasó por una sátira hoy es realismo puro. La enorme mayoría de los vaticinios que Chayefsky incluyó en Network son verdad cotidiana de este siglo. Empezando por los reality shows, pasando por la conversión de los noticieros televisivos en puro espectáculo y terminando por la descripción de este planeta como un sitio en que naciones, razas y sistemas políticos importan mucho menos que las siglas que definen a las empresas más poderosas.

En algún sentido Network es la historia de Howard Beale (inolvidable Peter Finch), un conductor de noticiero que en vísperas de su jubilación anticipada decide hacer algo insólito delante de las cámaras de TV: decir la verdad. Como el público responde a su exabrupto y levanta el rating hasta entonces decadente del programa, la estación para la cual trabaja decide revocarle el despido y crea un show a la medida de su delirio profético. Es fácil entender que Chayefsky estaba poniendo el foco en un momento clave de la historia de la TV americana: aquel en que se abandonaron por completo las pretensiones culturales, educativas e informativas del medio (no es casual que el personaje de Beale diga haber trabajado cuando joven con Edward Murrow, el periodista televisivo ensalzado por el filme de George Clooney Good Night, and Good Luck; esos fueron los buenos, viejos tiempos) para asumirlo como lo que es, una empresa capitalista que no reconoce otra razón de ser que la creación de ganancias.

Lo que en los 70 todavía era una tendencia hoy es historia: las grandes cadenas de TV pertenecen a conglomerados multinacionales que a su vez pertenecen vaya a saber uno quiénes, más allá de los nombres que aparecen en los documentos oficiales. Y esos conglomerados (la ficción del filme identifica a uno de ellos con capitales árabes, pero en estos días deberíamos hablar también de chinos y japoneses, además de los obvios norteamericanos y europeos) no responden a otra dialéctica que la de la riqueza (propia). Como decía ayer Maureen Dowd en el New York Times, burlándose del infame Clarence Thomas: "A nosotros no nos interesa la verdad. Nos interesa ganar". (A esta última frase también habría que agregarle una palabra clave: en este caso, ‘dinero’.)

En aquellos tiempos, que la ejecutiva del canal UBS Diane Christensen (Faye Dunaway) pretendiese lanzar lo que hoy sería un reality show protagonizado por un grupo terrorista, movía a risa por lo disparatado. En estos días sabemos lo único que les impide concretarlo es la sensibilidad post 11/9. Si los grupos terroristas golpeasen tan sólo a otros países, o se limitasen a secuestrar ricas herederas y asaltar bancos como en la época de Patty Hearst, lo tendríamos allí, emitido en prime time. ¿Y por qué suena terrorífico en lugar de disparatado? Porque ahora es vox populi aquello que entonces era secreto a voces. La misma Christensen lo dice con todas las letras cuando alguien le pregunta si piensa poner al aire el discurso de un grupo de extrema izquierda. La respuesta es simple: "Fuck politics!" Mientras el programa deje ganancias a la empresa, ¿qué importa que lean al aire párrafos de El Capital? En estos días que la figura del Che Guevara se ha vuelto omnipresente en los medios, no he podido dejar de sentir esa inquietud que la visión de Network convirtió ayer en ardor. Nunca pensé que viviría para ver el día en que Guevara figuraría en la tapa de ciertos diarios, tratado con guantes de seda. Se ve que Guevara vende, por lo tanto ahora somos todos guevaristas -en la ruta hacia el banco.

Esto se me ha ido largo, pero está lejos de terminar aquí. La seguimos mañana.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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