Marcelo Figueras
Ocurrió como ocurren casi todas las cosas que valen la pena. Estaba buscando otro libro, apremiado por la inminencia de las Navidades, cuando di con un ejemplar de El arte de la novela, un volumen que reúne ensayos, artículos, entrevistas y ponencias de Milan Kundera. Me llevé el libro que buscaba, debidamente envuelto para regalar, pero también éste a modo de auto-regalo. Que leí ese mismo día, en los huecos que me dejó la actividad pre-festiva. Me deslumbró. Encontré en sus páginas una poética de la novela con la que me identifiqué casi por completo.
Kundera revisa el derrotero de la Edad Moderna y las contribuciones que la novela hizo a este tiempo. "Con Cervantes y sus contemporáneos investigó la naturaleza de la aventura; con Richardson comienza a examinar ‘lo que ocurre adentro’, desenmascarando la vida secreta de los sentimientos; con Balzac descubre la forma en que el hombre se enraíza en la Historia; con Flaubert explora la terra previamente incognita de lo cotidiano; con Tolstoi se enfoca en la intrusión de lo irracional en los comportamientos y decisiones del hombre. Pone a prueba el tiempo: el pasado elusivo con Proust, el presente elusivo con Joyce. Con Thomas Mann examina el rol de los mitos del pasado remoto que controlan nuestras acciones presentes. Etcétera, etcétera".
Para Kundera, "la única raison d’etre de una novela es descubrir lo que tan sólo una novela puede descubrir". La novela tiene "un extraordinario poder de incorporación: mientras la poesía y la filosofía no pueden incorporar a la novela, la novela puede incorporar dentro suyo poesía y filosofía sin perder nada de su identidad". Esa es su capacidad: "combinar todos los medios intelectuales y todas las formas poéticas para iluminar lo que sólo una novela puede descubrir: el ser del hombre". El camino mediante el que logrará semejante cosa es inequívoco: la belleza. "Cualquiera sea el aspecto de la existencia que la novela descubre, debe hacerlo mediante la belleza… Belleza, el último triunfo posible para el hombre que ya no puede tener esperanzas. Belleza en el arte: la súbita llamarada de lo nunca-antes-dicho". Una novela que no descubre un matiz hasta entonces desconocido de la experiencia humana es, para Kundera, simplemente inmoral. "La única moralidad de la novela es el conocimiento", afirma sin duda alguna.
Tan claro como desafiante, ¿no les parece? La sigo mañana.