Skip to main content
Blogs de autor

¿Dreamboys, o Chicos Pesadilla?

Por 6 de febrero de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Tenía toda la intención de escribir sobre lo mala que me resultó la película Dreamgirls, cuando me encontré con la noticia de que Bush solicitó 700.000 millones de dólares más para gastos militares, dinero que saldría entre otros lados del (nuevo) recorte de programas educativos y de salud. La lógica es inapelable: ¿para qué queremos programas educativos cuando la única educación que cuenta es la militar, para qué invertir en salud cuando enviamos cada vez más soldados a una muerte si no cierta cuanto menos probable?

Yo quería decir que Dreamgirls es la prueba palpable de que los estadounidenses ya no saben filmar musicales. Ya sé que inventaron el género tal como lo conocemos -y aún disfrutamos, DVD mediante- en el cine. Pero en todo caso, esta sería tan sólo una entre tantas cosas que los amigos de USA desarrollaron pero ya no saben cómo hacer. ¿Se acuerdan cuando la gente consideraba la democracia estadounidense como un faro en el mundo? Ahora se parece más bien al Coliseo romano de la época imperial: el sitio en que los infieles no tienen más destino que el vientre de los leones.

Dreamgirls pretende contar la historia del ascenso y caída de The Supremes, el trío vocal femenino que el mundo aún recuerda gracias a Diana Ross. Lo hace de forma veladamente ficcional (Diana aquí se llama Deena, no sea cosa que se llame Duna y uno se confunda), pero ni siquiera el morbo que podría derivar del mostrar ciertos trapos sucios sirve a la hora de hacer funcionar la historia. La música es mediocre -las canciones de The Supremes tampoco eran especialmente memorables, si me preguntan-, las actuaciones nunca superan lo meramente adecuado (si le dan el Oscar a Eddie Murphy sería razón suficiente para tomar por asalto la ceremonia cual si fuese la Bastilla) y la puesta en escena, que resulta clave en cualquier musical, es más chata que el pecho de Twiggy. (O de Bebe, si esperan de mí un ejemplo más moderno.)

Para peor, tanta mediocridad envuelve con fastos y oropeles una historia que es, en esencia, la de un mercachifle que aguó la música negra para hacerla tolerable al paladar de los blancos. Sin los oficios de ese mismo mercachifle, que fue además quien lanzó a los Jackson 5, el posterior éxito de Michael Jackson habría sido impensable. No contento con lavar su música, Jackson blanqueó también su piel, convirtiéndose primero en un payaso y después en un trágico Pagliacci digno de la ópera. Aun cuando pueda ser verdad que de esa manera la música negra se convirtió en la música del mainstream, la pregunta sería: ¿a qué precio? No me extraña que Michael Jackson haya hecho una escena delante del cadáver de James Brown. Debe haber sentido que el fantasma de Brown lo acusaba del crimen.

La pregunta sobre el precio que uno paga para obtener determinados resultados tiene una respuesta muy concreta en lo que hace a Bush: (otros) 700.000 millones de dólares. Tanto en el caso del mercachifle del film como en el de este mercader de la muerte, la historia comienza contándonos cuán listos que fueron y termina mostrándonos el campo devastado que dejaron una vez que debieron retirarse de la escena.

Yo puedo reconciliarme con el musical volviendo a ver Singin´in the Rain en el DVD de casa, tan pronto como regrese. Me pregunto qué hará falta para que vuelva a reconciliarme con la idea de los Estados Unidos.

profile avatar

Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

Obras asociadas
Close Menu