
Eder. Óleo de Irene Gracia
Lluís Bassets
Argumentos tiene a montones. De hecho sólo tiene argumentos. Cuando se para a pensar se da cuenta de que sólo se los creen los otros.
Primero argumenta y después analiza. Sólo le importa imponer su razón. Y luego la roe como hace el perro con el hueso, hasta dañarse las muelas. La verdad le sangra en las encías.
Sublimes argumentos que le arrastran hasta el santuario de los dogmas. Son como una deuda inabordable que va creciendo con los intereses hasta terminar con el patrimonio.