Skip to main content
Blogs de autor

La definición de Europa

Por 24 de septiembre de 2015 Sin comentarios

Lluís Bassets

¿Qué es Europa? Esta es una vieja pregunta de respuesta jamás satisfactoria. Han intentado responderla poetas y filósofos en numerosas ocasiones, también geógrafos e historiadores, al igual que economistas y sociólogos, incluso algunos teólogos, pero al final nadie ha conseguido una definición exacta y eficaz.

Una tal definición puede valerse de varios instrumentos. Uno de ellos es la delimitación del perímetro, sus fronteras. También cuentan los principios o valores políticos establecidos en sus cartas constitutivas. Es muy evidente la existencia de un mercado común a todos, donde puedan circular personas, capitales, bienes y servicios, de la que se desprende fácilmente una moneda común. Pero la que más se exige y a la vez se echa en falta cuando hay un proyecto que no funciona es el demos, el pueblo soberano, los ciudadanos que eligen a sus representantes y gobernantes.

Desde la caída del muro de Berlín y el final de la división del continente por la Guerra Fría, se ha intentado a menudo y con objetivos muy prácticos. ¿Hasta dónde debía llegar la ampliación de la Unión Europea, este proyecto de unificación de los pueblos y los ciudadanos europeos? ¿Debe incluir a Turquía? ¿Debería llegar algún día incluso a Rusia?

Una cumbre estableció en 1993 en Copenhague los criterios que debían salvar los países candidatos al ingreso. Sirvió para situar bien alto y claro el listón y evitar que ingresaran países que no cumplen con los estándares democráticos ni respetan los derechos humanos, no tienen una economía de mercado, no desean aplicar la legislación europea o no comparten los objetivos fundacionales. Una definición surgida de la filosofía moral, elegante y eficaz, la definía en la misma época como el territorio libre de la pena de muerte.

La discusión entre juristas y políticos surge en cada una de las numerosas reformas de los tratados: Maastricht (1992), Ámsterdam (1997), Niza (2001), Lisboa (2007), además del Tratado Constitucional (2004), que es probablemente donde más se discutió, aunque nunca llegó a entrar en vigor porque los franceses y los holandeses lo rechazaron en sendas consultas populares. Finalmente, siempre con resultados inconclusos.

Esta vez la pregunta va muy en serio. No son los juristas y los políticos quienes la formulan sino unos ciudadanos extraeuropeos, sirios, afganos, eritreos, y la hacen con los pies. Las respuestas les llegan de los países europeos que les reciben o les rechazan, y de los Gobiernos e instituciones abocados a construir una política de asilo europea en la que quedarán definidas las fronteras (gestionadas finalmente en común), los valores (Hungría, por ejemplo, ya está fuera) o la ciudadanía (los refugiados serán candidatos y los inmigrantes económicos lo tendrán más difícil).

La Europa del derecho de asilo será más pequeña, como sucede ya con la del euro y dejará muy atrás una gran parte de la definición territorial: Ucrania y Turquía quedan mucho más lejos ahora. Esta crisis de los refugiados nos enfrenta a los europeos ante un momento definitorio: o la Europa de las dos velocidades o nada; es decir, la desintegración, el regreso a los nacionalismos y la irrelevancia.

profile avatar

Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

Obras asociadas
Close Menu