Skip to main content
Blogs de autor

El reto de España

Por 16 de septiembre de 2013 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Lluís Bassets

España ha superado, al menos, tres retos de suma dificultad en su historia reciente. Salir de una dictadura atroz, situarse entre las naciones que cuentan en el mundo y alcanzar el nivel de vida y bienestar de las otras naciones europeas. Después llegaron la burbuja, el vacío y el vértigo. Una parte de lo que se había construido se asentaba en arena, de forma que el terremoto de la crisis está afectando ahora mismo a la solidez y la integridad del edificio.

No hay peor consejera que la satisfacción excesiva con uno mismo, la autocomplacencia miope que pronto se convierte en arrogancia paralizante. Por ese camino ha derivado el espíritu de la España enriquecida con el ladrillo, gracias a una clase política incapaz de buscar otra salida que no sea seguir excavando en el agujero en dirección al centro de la tierra. Eso es lo que le aconsejan los reflejos constitutivos de la añeja nación centralista e intransigente, una en la lengua, la identidad y la cultura, e incluso en la religión hasta tiempos bien recientes.

El reto que tiene ahora España ante sí se llama Cataluña. Construir una España capaz de comprender a Cataluña es ahora el desafío histórico que se plantea a los españoles. Comprenderla en su doble sentido: con el significado de entenderla y reconocerla, empatizar con los catalanes e incluso simpatizar con sus pulsiones y sentimientos; y con el de seguir incluyéndola gracias a la construcción de una propuesta o proyecto en común.

No es un reto circunstancial, motivado por una súbita efervescencia nacionalista; es el reto histórico, un capítulo pendiente de la transición que afecta a la estructura del Estado; pero es también un reto de futuro: sin el concurso de los catalanes y de Cataluña el futuro de todos los españoles será más difícil: la segunda ciudad, el 18 por ciento del PIB, un contribuyente neto a las arcas del Estado, una imagen moderna y europea, la fuerza de sus profesionales, empresarios y creadores…

Se me dirá, y con poderosas razones, que el futuro de los catalanes sin España sería también muy difícil: sin duda, sobre todo en una separación traumática en la que todos perderían. Y lo sería sobre todo en los primeros y dificiles tiempos; pero a la larga Cataluña es perfectamente sostenible, y sostenibles serían los sacrificios, porque sarna con gusto no pica.

El mejor negocio que puede hacer ahora mismo España es darle la vuelta a esta crisis y convertirla en la oportunidad para hacer la reforma profunda del Estado que nos permita seguir viviendo juntos dando satisfacción a las aspiraciones legítimas de los catalanes. Esos manifestantes festivos y voluntariosos de la Via Catalana no tan solo merecen una respuesta satisfactoria y amistosa por parte del resto de sus conciudadanos, sino que conforman uno de los sectores más dinámicos de la sociedad catalana, cuya inclusión en un proyecto común solo puede producir beneficios para todos.

También cabe otra respuesta, naturalmente. Los diarios Abc y El Mundo la están pidiendo a gritos con sus dedos acusadores: secesión, golpe de Estado, traición. Los gatos al agua arañan y maúllan indignados. Sus columnistas y tertulianos vociferan y amenazan para que el Gobierno ponga a los catalanes en su sitio. Los descerebrados de la extrema derecha ya siguen sus indicaciones. Rajoy con su inmovilidad y sus apelaciones a la mayoría silenciosa remacha el clavo de esta España de siempre, irreconocible desde el ensueño ahora desvanecido de libertad y pluralidad españolas que hemos vivido en algún momento. Se frotan las manos, en cambio, los independentistas de piñón fijo: sin esa caspa, tan desagradable como peligrosa, el independentismo regresaría al rincón. ¡Qué sigan excavando hacia el centro de la tierra!

Déjenme terminar con un chiste adecuado a las circunstancias. Si la Assemblea Nacional Catalana hubiera tenido a su cargo la candidatura de Madrid 2020, ahora estaríamos festejando los Juegos Olímpicos para la capital de España; si los del café con leche en la plaza Mayor y el Gibraltar español hubieran organizado la Vía Catalana, no habrían unido ni siquiera los barrios de la periferia de Barcelona, ni proyectado con tanto éxito la imagen festiva y eufórica de la Diada en los medios internacionales.

[ADELANTO EN PDF]

profile avatar

Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

Obras asociadas
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.