Skip to main content
Blogs de autor

El gigante aturdido

Por 19 de abril de 2014 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Lluís Bassets

Las revoluciones exigen algunas condiciones. Una de las más claras, una abundante población joven, formada pero desempleada, y por tanto sin ilusión ni futuro. No le falta a Argelia: el 47 por ciento de la población tiene menos de 25 años. Las condiciones ya se dieron en 1988, cuando las revueltas liquidaron el régimen de partido único construido según el modelo soviético un año antes de que cayera el Muro de Berlín, aunque al final desembocaron en la guerra civil que costó 200.000 vidas e inmunizó a los argelinos hasta ahora mismo respecto a los impulsos revolucionarios.
Nunca se sabe de Argelia si es un país avanzado o el furgón de cola. Fue precursor de la primavera árabe, pero también del ascenso islamista y de la reacción militar que en 1991 interrumpió las elecciones entre la primera y la segunda vuelta para cerrar el camino al poder del Frente Islámico de Salvación, todo en la línea de lo que acaba de pasar en Egipto. En cambio, en las elecciones de este pasado jueves, de resultados previsibles pero todavía desconocidos cuando escribo estas líneas, muchas cosas se parecen a las elecciones presidenciales que celebraban Ben Ali o Mubarak, los dictadores derrocados en 2011. La candidatura de Abdelaziz Buteflika es directamente absurda. Con 15 años de presidencia a sus espaldas, es un enfermo de 77 años que apenas puede expresarse ni mantener reuniones de trabajo. Han hecho la campaña seis colaboradores en su nombre, mientras que su intervención se ha limitado a comparecer en funciones presidenciales junto a mandatarios extranjeros.
Como sucedía antes de 2011 con casi todas las dictaduras árabes, a los europeos nos conviene ver el vaso medio lleno de una democracia defectuosa. Hay elecciones, hay candidatos que compiten, hay partidos y hay una apariencia de pluralismo. Y sin embargo, todo está perfectamente controlado por un poder opaco y omnímodo, que se concentra en el ejército, en los servicios secretos y en las alianzas entre sus distintos clanes, y dosifica sabiamente la zanahoria del reparto de las rentas del gas y del petróleo y las pequeñas dosis de reformismo político con el palo de la represión,a la división de la oposición y el control de la calle.
Argelia tiene bazas geopolíticas de primer orden: primer país árabe en territorio (2'3 millones de km2) y primer suministrador de energía (gas y petróleo) del continente africano, tiene una población todavía en ascenso, que en 20 años se situará en los 50 millones, el 75 por ciento urbana. Su estabilidad es la demanda política más consistente que le llega desde Estados Unidos y Europa, y más todavía ante la crisis de suministro energético que está alumbrando el conflicto entre Rusia y Ucrania. Es un gigante que yace aturdido ahí a nuestro lado pero que algún día, más pronto que tarde, echará de una vez a andar.

[ADELANTO EN PDF]

profile avatar

Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

Obras asociadas
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.