Lluís Bassets
Filósofos jorobados por el peso creciente que soportan, incansablemente cargándose de razón desde su más tierna juventud.
Rechaza las ideas de juventud pero soporta la visión de aquellas risueñas fotografías del pasado: vaya incongruencia. O vaya forma de autoengaño. Así es cómo se ve todavía nuestro narciso ideológico: el rostro de ayer y las ideas de hoy.
La mayor prueba de piedad ideológica debe ser con uno mismo, con las ideas erradas de la propia juventud. Pero hay que pasar la prueba cuando estas ideas son ya propiedad de otros, de los hijos por ejemplo.