
Eder. Óleo de Irene Gracia
Lluís Bassets
La cita correcta es una fruta extraña. La mayoría de las citas son falsas. Pero la buena cita es un sortilegio. No es la autoridad, ni la intención, ni el sentido. Es sólo el encantamiento. Como los fuegos artificiales en la noche.
Pero la cita excelente es como una fruta desconocida y fresca, presta para llevársela por primera vez a la boca. El periodista debe recogerla directamente de labios de quien por primera vez la pronuncia. Y hacer con ella grandes titulares.
Las citas ocultas son las mejores, porque nos permiten jugar dos veces. Primero a encontrarlas y luego a adivinar si el citador es un ladrón o un exquisito.