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Tu libro favorito

Por 4 de febrero de 2015 Sin comentarios

Julio Ortega

 
Miguel Casado (Toledo): Víctor M. Díez Discurso privado. Eolas Ediciones.

La textura de los poemas de Víctor M. Díez (León, España, 1968) parece proceder de aquel “montón de imágenes rotas” nombrado en La tierra baldía, imágenes de la realidad crecidas desde residuos, de un desgaste o de una falla previa, material de desecho. Todo bulle vivo en el espacio cotidiano evocado por los poemas, como en la placa del microscopio, con el cristal de la ironía, el reactivo del humor negro. La sección titulada “La Hydra reverberante” sería el punto de hervor del libro o, más bien, el fondo de su cono de deyección: un apiñamiento, algo extremadamente ínfimo y masivo que es existir y donde radica lo incomunicable. Como si eso incomunicable, el hueso del habla, supiera Víctor Díez que no está donde esperábamos –en el cuerpo, en la oscura intimidad– sino en una densidad informe y bullente en la que, al modo de Sartre, se revela la existencia en bruto. Y la energía que la prolonga

 

Gabriela Polit Dueñas (Austin): Colum McCann. TransAtlantic: A Novel.

 

Conmueve la nostalgia. Pero no la nostalgia como un impulso o una reacción inmediata ante una imagen que evoca el territorio donde se aprendieron los primeros afectos. Colum McCann la trabaja con prolijidad de artesano y la convierte en la revelación de un secreto. Sin advertir al lector, la novela usa la convención de un relato de misterio; y  en los cruces del océano, una olvida quiénes eran las mujeres de la primera parte, aquellas que miraban desde su ventana a los dos aviadores que por primera vez volaron de Irlanda a los Estados Unidos. Las retoma al entrar en la segunda parte, cuando el narrador nos cuenta que la mujer mayor, la madre, trabajaba de sirvienta en la casa de los anfitriones de Frederick Douglas, cuando éste viajó con la misión de dar a conocer en ese país las injusticias de la esclavitud. Indignante realidad que volvía invisible ante los ojos de la clase alta irlandesa, la hambruna que los rodeaba. La hija, la niña que desde la ventana tomaba fotos, es quien a en su vejez tendrá una corta interacción con George Mitchell en la tercera parte de la historia. Esto sucede cuando Mitchell fue intermediario en el conflicto con Irlanda del Norte. En esos ires y venires los personajes femeninos llevan la antorcha que se desplaza de una orilla del mar a otra. TransAtlantic es la narración poética de una nostalgia que tiene varias capas de historia, varias voces, muchos personajes y una carta que define la búsqueda de varias identidades (como en Poe). McCann, de origen irlandés y residente en New York, construye en historias las raíces del mundo que dejó y las de aquel en que vive. 

 

José Manuel Corredoira Viñuela (Cáceres): Ateneo de Náucratis. Banquete de los eruditos,  traducido por Lucía Rodríguez-Noriega Guillén. Biblioteca Clásica Gredos.

 

En mi opinión, el mejor libro leído (y publicado) en 2014 es el 5º y penúltimo tomo del Banquete de los eruditos, del gramático del siglo II Ateneo de Náucratis, traducido ejemplarmente por la profesora de la Universidad de Oviedo Lucía Rodríguez-Noriega Guillén (Biblioteca Clásica Gredos). Prodigio de humorismo y erudición, interesante por muchos conceptos (es la fuente de numerosos autores griegos que solo conocemos por sus excerpta, de los géneros más variados: tragedia, comedia, historia, medicina, lírica, parodia…, muchos de los cuales "han quedado acallados por la indiferencia del vulgo a la belleza"), sólo admite comparación en época moderna con la Anatomía de la melancolía de Robert Burton o los Diálogos familiares de la Agricultura Cristiana de Juan de Pineda. Obra divertidísima, de estilo nada tedioso (según el epitomizador: "Tal es el delicioso festín de palabras que este asombroso maestresala del relato, Ateneo, nos sirve"), el carácter cómico y satírico de esta Enciclopedia erudita y paródica hará las delicias de los lectores. Este 5º volumen incluye, además, el celebérrimo Libro XIII (una mina de información sobre la prostitución griega, la homosexualidad y el comportamiento sexual en general). 

 

Beatriz Ferrús (Barcelona): Fernanda Bustamante Escalona: A ritmo desenfadado. Narrativas dominicanas del nuevo milenio. Santiago de Chile: Cuarto Propio/Cielo Naranja.

 

Hay libros que tienen el poder de abrir una puerta a un universo poco conocido o sólo atisbado, a un escenario literario cargado de sugerencias y nuevas propuestas. Fernanda Bustamante, joven académica, formada entre Chile y Barcelona, aborda en este libro el análisis de las narrativas dominicanas recientes desde una mirada “pos-insular”. Escritores del “nuevo milenio” como Juan Dicent, Rita Indiana, Rey E. Andújar y Frank Báez circulan por estas páginas, desafiando a su autora a leer con agudeza una gran pluralidad de conceptos. Desde aquí, el libro se divide en dos partes: una primera que cartografía los desmontajes de lo “exótico”y “lo haitiano”, como tópicos de lectura, y una segunda que aborda de forma individual la propuesta narrativa de cada uno de los autores. “A ritmo desenfadado” la autora recorre temáticas como lo urbano, la corporalidad, las subjetividades que manan de la red,  las fronteras y las distopías. Sin afán de exhaustividad, todo lo contrario, con vocación de “dar a leer” de manera compartida y dialogada, este libro es una propuesta fresca, inteligente y divertida, pero también rigurosa, desde la que dejarse cautivar por una literatura que reclama su espacio.    

 

Adolfo Castañón (México): Malva Flores:  La  culpa es  por cantar. México: Literal.

 

Este ensayo  de  Malva Flores invita a una  limpia de  creencias,  palabras,  actitudes y poses, pero es al mismo  tiempo un  retrato de la comedia literaria que se desarrolla entre poetas con nombre y sin nombre. La crónica, la crítica, la cirjuía, la jardinería conviven en esta sala de retratos hablados de conocidos y desconocidos.  Una  invitación  a  que  los  que escriben,  lean ;  y  a  que los  que  hablan  oigan. Una  invitación que  no le  habría  disgustado  a Augusto Monterroso.

 

Heike Scharm (Tampa): Jesús Carrasco. Intemperie. Barcelona: Seix Barral.     

 

En una tierra seca e inhóspita, un niño huye de la violencia paterna para enfrentarse a la intemperie de la llanura. El viejo cabrero le salva la vida cuando está a punto de ser quemado por el sol. Al margen de la civilización, el anciano y el niño se acercan uno al otro. El niño aprende el oficio de cabrero y contribuye a la supervivencia de una comunidad afectiva, que incluye ambas especies. En su búsqueda de agua, la pareja solitaria lleva una vida nómada que evoca otras de la literatura clásica: Robinsón y Viernes, Don Quijote y Sancho, pero en Intemperie, de forma sutil y decisiva, el hombre queda descentrado, mientras que la naturaleza (la "intemperie")  domina la narración. No es una Tierra que castiga, juzga o domina, ni tampoco protege o alimenta, ni se deja dominar.  El verdadero enemigo es el hombre —homo homini lupus— en esta Tierra que a veces parece post-apocalíptica, que podría ser de cualquier lugar y tiempo. Sencilla e impactante, Intemperie, la primera novela de Carrasco, es filosófica  y a la vez lírica. Una historia de la violencia, el dolor y la vejez. Pero también  del consuelo y el amor al prójimo que triunfan sobre la miseria, como la lluvia sobre la sequía: “Entró en la casa y salió de nuevo con la orza bajo el brazo. Caminó unos metros frente a la fachada y dejó el recipiente en el suelo. Luego volvió a la puerta y allí permaneció mientras duró la lluvia, mirando cómo Dios aflojaba por un rato las tuercas de su tormento" (221).

 

María Pizarro Prada (Madrid): VV. AA. Disculpe que no me levante. Madrid: Demipage, 2014. 397 páginas.

 

Antología compuesta por veinte autores latinoamericanos “entre los veintitantos y los cuarenta y pocos años”, reza el prólogo de esta novedosa y atrevida reunión de escritores jóvenes alrededor de un tema como cualquier otro: la muerte. El criterio de reunión que el prólogo indica ha sido “que todos fueran autores vivos. ¿El motivo? Cobardía: nos daba miedo lo que pudieran contarnos aquellos escritores que han conocido la muerte”. Con este parámetro, Demipage prosigue su nueva línea de literatura latinoamericana juntando a Lina Meruane, Carlos Labbé, Carlos Yushimito, Richard Parra, Fernanda Trías,  Rodrigo Hasbún, Liliana Colanzi, Selva AlmadaIosi HavilioIsabel Mellado, Sebastián Antezana, Mariana Graciano, Giovanna Rivero, Mónica Ríos, Maximiliano Barrientos, Andrea Jeftanovic, Andrés Felipe Solano, Laia Jufresa, Juan Sebastián Cárdenas y Federico Falco. Prima la relevancia dada a los textos, a la literatura, pues los cuentos se suceden sin mencionar el nombre del autor, que solo aparece en la firma del mismo y en el índice con que culmina –y no empieza- la antología. No se resta entonces protagonismo a lo literario, al cuento, entreverados todos de una pulsión de muerte que obliga al lector a recorrerlos uno detrás de otro en busca de un atisbo de esperanza, pues se suceden en un halo de suspense irresoluble, de otra constante en la antología que es la búsqueda, ¿o es una forma de espera? Volviendo al prólogo: “la muerte tiene una fecha y una hora precisas, pero no hay forense que certifique la duración de un funeral, el momento concreto en el que cesa el desasosiego de haber asistido siempre a la muerte ajena. Seguramente porque dura hasta la propia”.

 

 

 

 

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Julio Ortega

Julio Ortega, Perú, 1942. Después de estudiar Literatura en la Universidad Católica, en Lima,  y publicar su primer libro de crítica,  La contemplación y la fiesta (1968), dedicado al "boom" de la novela latinoamericana, emigró a Estados Unidos invitado como profesor visitante por las Universidades de Pittsburgh y Yale. Vivió en Barcelona (1971-73) como traductor y editor. Volvió de profesor a la Universidad de Texas, Austin, donde en 1978 fue nombrado catedrático de literatura latinoamericana. Lo fue también en la Universidad de Brandeis y desde 1989 lo es en la Universidad de Brown, donde ha sido director del Departamento de Estudios Hispánico y actualmente es director del Proyecto Transatlántico. Ha sido profesor visitante en Harvard, NYU,  Granada y Las Palmas, y ocupó la cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. Es miembro de las academias de la lengua de Perú, Venezuela, Puerto Rico y Nicaragua. Ha recibido la condecoración Andrés Bello del gobierno de Venezuela en 1998 y es doctor honorario por las universidades del Santa y Los Angeles, Perú, y la Universidad Americana de Nicaragua. Consejero de las cátedras Julio Cortázar (Guadajara, México), Alfonso Reyes (TEC, Monterrey), Roberto Bolaño (Universidad Diego Portales, Chile) y Jesús de Polanco (Universidad Autónoma de Madrid/Fundación Santillana). Dirije las series Aula Atlántica en el Fondo de Cultura Económica, EntreMares en la Editorial Veracruzana, y Nuevos Hispanismos en Iberoamericana-Vervuert.  Ha obtenido los premios Rulfo de cuento (París), Bizoc de novela breve (Mallorca), Casa de América de ensayo (Madrid) y el COPE de cuento (Lima). De su crítica ha dicho Octavio Paz:"Ortega practica el mejor rigor crítico: el rigor generoso."

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