Skip to main content
Blogs de autor

Otra defensa de la palabra mutua

Por 1 de junio de 2016 Sin comentarios

Julio Ortega

Falacia de la ley del más fuerte
 
"Nadie debería estar en la cárcel por sus ideas, pero hay que respetar la legalidad de todos los países” (Pablo Iglesias).

Justificar la prisión de Leopoldo López en Venezuela postula  una lógica canalla: las leyes de Hitler, Stalin, Franco, como las de Maduro, serían dignas de respeto por ser dictaminadas por el abuso  del poder.  La legalidad, felizmente, pertence a la palabra mutua, a la voz del otro, no a la extraordinaria violencia de negarle el turno del habla.
 
Falacia abecedaria
 
“El nacionalismo es un primitivismo.”
El Opinador asume que el capitalismo es anti-nacional. Pero hoy sabemosque sólo las regiones y países que más esfuerzo invirtieron en su desarrollo y son, por lo mismo, más modernas,  terminan siendo nacionalistas.

Falacia probabilista

"La policía estaría por reprimir a los manifestantes. No se descarta que se les encierre en las cárceles."
La Opinadora condena el presente a nombre de un futuro que, mecánicamente, entiende repetido. Sobreopinada, se revela más previsible que la policía.

Falacia del pan y circo
"La democracia en América Latina ha creado nuevas clases medias. Todos quieren un televisor HD y un iPhone.
El Blogero reparte chucherías para escamotear los bienes modernos: educación, trabajo, mejor información. Sears, nos dice, ha siido remplazada por Movistar; las clases sociales, por el  endeudamiento.

Falacia de la buena conciencia

“Abrir las fosas comunes de la matanza es abrir las heridas, volver al pasado, dividirnos aún más.”
La Cronista ignora que es la fuerza de lo reprimido lo que acaba con la paz de los sepulcros. Por lo mismo, las heridas sólo se cerrarán cuando los huesos, devueltos al lenguaje, adquieran  nombre, memoria, y piedad.
 
Falacia de la  ignorancia popular
"En América Latina, el 30% de pobres cultiva las expectativas del mercado: son los que sostienen, imaginariamente, el sistema."
El Asesor postula que las expectativas del mercado global demandan que el Estado sea local. Avanza la noción de que la subjetividad popular ha sido incautada por el fútbol. Pero el fútbol sólo es una siesta de la cultura.
 

Falacia de la minucia del valor

"El socialismo responsable debe sumarse a la derecha gobernante”.

El sobrentendido comparatista descarta el todo por la parte. En teoría, todas las rodillas son indiferentes.  Algunas son más flexibles.

Falacia de la baja intensidad
 
“Los estudiantes que protestan en las calles tendrán que sumarse a un partido o desaparecer.”

Más bien, quienes no los representan desaparecerán  cuando dejen de ser observados. Los espera el Congreso de los Imputados.

Falacia analógica

¨Humala es de origen castrense: no se puede descartar su autoritarismo populista.  Piñera es un hombre de negocios exitoso: no se puede sino contar con su deconfianza en el Estado."

La Bloguera construye una equivalencia para postular una oposición. Ardorosamente, propone una lectura premoderna del sujeto, al que explica como determinado por su origen. Darwinismo al revés: reduce el futuro a las opciones del siglo pasado.

Falacia tecnotrash

“El libro electrónico remplazará al libro impreso.”

Un millón de nuevos títulos se publicarán este año a nivel mundial. En español la piratería electrónica ofrece ya un catálogo donde todos los autores modernos están libres de costo. Pero la selva electrónica no te impedirá encontrar el libro escrito para ti.

Falacia del doble fondo

"Fidel hablaba demasiado, autoritariamente. Raúl no habla nunca, autoritariamente."
Hablen o callen, la Cronista se alimenta de su propia autorización.

Falacia presentista

"La Independencia americana fue un fracaso: estamos peor que nunca."
El Moderador juzga el pasado desde las carencias del presente.  Pero la generación emancipadora nos imaginó mejores. Los desastres presentes son  sólo nuestros.

Falacia del tercio excluído

“Los inmigrantes han aumentado la deuda nacional. Son ilegales, es preciso  deportarlos.”
Estadísticamente, pagan impuestos puntuales, cotizan a la seguridad social, legitiman la inclusión ciudadana. Su servicio social (doméstico, infantil, de ancianos) permite  la existencia de la familia nacional. 

Falacia del funcionariado difundido 

“Si los subsidios cesaran, la cultura desaparecería.”
Si la cultura  depende de las subvenciones, el espectador terminará reclamando  un sueldo por su papel de público. 

Falacia del espacio disponible

Mr. Nice fatiga el lugar común. Aparece todos los días en los diarios.  Jura en todos los jurados. Firma en cada Firma de Libros. Es premiado con todos los premios. Damos su nuevo libro por leído.  

Falacia demótica

“Los protestantes no saben lo que quieren.”
Quieren protestar. Ser parte del sistema. Algunos medios pretenden degradar el lenguaje de la protesta, en lugar de darles la palabra. ¿Quiénes, en verdsd, amenazan a la palabra pública?

Falacia de la  tautología

Opinión: “Dictamen o juicio que se forma de algo cuestionable.” Dictamen: “Opinión y juicio que se forma o emite sobre algo.”  Cuestionable: “Dudoso, problemático y que se puede disputar o controvertir.” (RAE).

El Diccionario sentencia que la "opinión" identifica en el objeto juzgado algo "cuestionable." En inglés, la opinión pertenece más a la doxa que a la epistemología: es una percepción común acerca de una creencia, o alguna convicción religiosa o política (Oxford). Se puede tener una "pobre" o "modesta" opinión, pero es mejor tener una "opinión educada" en lugar de una contundente o derogativa, que abusa del objeto. Por eso, los cómicos tienen mayor licencia para opinar, a veces con agudo sentido crítico. En inglés, el lugar del intelectual público es la comedia. En francés, el aula. En México, el estado o el error. En algunos países, la cárcel. En otros, el cementerio.

profile avatar

Julio Ortega

Julio Ortega, Perú, 1942. Después de estudiar Literatura en la Universidad Católica, en Lima,  y publicar su primer libro de crítica,  La contemplación y la fiesta (1968), dedicado al "boom" de la novela latinoamericana, emigró a Estados Unidos invitado como profesor visitante por las Universidades de Pittsburgh y Yale. Vivió en Barcelona (1971-73) como traductor y editor. Volvió de profesor a la Universidad de Texas, Austin, donde en 1978 fue nombrado catedrático de literatura latinoamericana. Lo fue también en la Universidad de Brandeis y desde 1989 lo es en la Universidad de Brown, donde ha sido director del Departamento de Estudios Hispánico y actualmente es director del Proyecto Transatlántico. Ha sido profesor visitante en Harvard, NYU,  Granada y Las Palmas, y ocupó la cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. Es miembro de las academias de la lengua de Perú, Venezuela, Puerto Rico y Nicaragua. Ha recibido la condecoración Andrés Bello del gobierno de Venezuela en 1998 y es doctor honorario por las universidades del Santa y Los Angeles, Perú, y la Universidad Americana de Nicaragua. Consejero de las cátedras Julio Cortázar (Guadajara, México), Alfonso Reyes (TEC, Monterrey), Roberto Bolaño (Universidad Diego Portales, Chile) y Jesús de Polanco (Universidad Autónoma de Madrid/Fundación Santillana). Dirije las series Aula Atlántica en el Fondo de Cultura Económica, EntreMares en la Editorial Veracruzana, y Nuevos Hispanismos en Iberoamericana-Vervuert.  Ha obtenido los premios Rulfo de cuento (París), Bizoc de novela breve (Mallorca), Casa de América de ensayo (Madrid) y el COPE de cuento (Lima). De su crítica ha dicho Octavio Paz:"Ortega practica el mejor rigor crítico: el rigor generoso."

Obras asociadas
Close Menu