El PostFútbol: El Mundial de los indignados
La cuenta regresiva recuerda el tic tac de una bomba. Todo en Brasil huele a suspenso. Los indignados del fútbol prometen, como nunca antes, hacer oír su reclamo. Los 15 mil millones de dólares invertidos en el campeonato colmaron la paciencia de la torcida. La "brazuca" parece ser una pelota inflada con gas en vez de aire.
El de ahora será recordado como el primer mundial con protestas contra el fútbol. Y ocurre precisamente en Brasil, el país con más copas ganadas y donde nos enseñaron que la celebración de un gol tapaba cualquier descontento. Hasta ahora.
No es que el fútbol haya cambiado las últimas tres semanas. Ni sólo en Brasil. Estamos viendo, frente a nuestras narices, el desarrollo de un nuevo juego ¿Es casual que el principal jugador del mundial sea acusado de lavar dinero en partidos benéficos? ¿Es normal que una empresa, cuyo principal rostro es un futbolista recién operado, presione para que apuren su recuperación? ¿Es lógico que una cadena de supermercados de Brasil sea dueña de un porcentaje del jugador más famoso de dicho país? ¿Alguien se sorprende que la sede del mundial de Qatar se haya conseguido con millonarios sobornos?
En el fútbol antiguo estás cosas podrían llamar al espanto. En el de ahora, en el postfútbol, son aceptadas como una realidad. El fútbol siempre fue un negocio. El postfútbol es una nueva cultura.
Hay algunos expertos, tan románticos como populistas, que dicen que la esencia del fútbol nunca cambiará. Y es más, aseguran que cuando la brazuca ruede el jueves, todo reclamo quedará aplastado por la maravilla del balompié. Ahí está el error. Seguir creyendo que el de hoy es igual al fútbol de hace 10, 20 o 30 años.
En youtube hay un video de Maradona, hace más de 40 años, cuando era apenas un niño futbolista pobre de Latinoamérica. Le preguntan cuál es su sueño con el fútbol. El niño Maradona dice "Mi primer sueño es jugar en el Mundial, y el segundo es salir Campeón del mundo". Hace poco tiempo, me tocó hacerle la misma pregunta a diferentes niños futbolistas del continente de hoy. Un chico de Colombia me contó que su sueño es poder comprarle una peluquería a su madre, uno de Argentina sueña con una carnicería para su abuelo, uno de Chile con un taxi para su papá.
Esos son los objetivos de los nuevos jugadores, parecidos a los de los nuevos hinchas y de los nuevos sponsors y de los nuevos dirigentes. Nació un nuevo deporte ¡Viva el PostFútbol!
Columna "El PostFútbol" publicada en el diario hoyxhoy