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Jorge Eduardo Benavides

Mucha gente que escribe acaricia la posibilidad de publicar, aunque algunos lo ven como una especie de sueño, algo difícilmente alcanzable, un planeta lejano en torno al cual se acercan de manera orbital y sin posibilidad de colisión. ¿Cómo se llega a un editor?, se preguntan, ¿Cómo consigo que me publiquen? En realidad, el mecanismo es bastante sencillo, al menos en principio. Se manda la novela o el libro de cuentos a la editorial. (Eso sí: primero hay que terminarla y corregirla. No hay que olvidar el detalle). Y los editores responden al cabo de un tiempo, casi siempre rechazando la obra del joven -o talludito- y desde ese momento desalentado escritor. Aquí los vanidosos se indignan y desprecian la miopía cerril de los editores. A menudo incluso dejan constancia de ello en una prolija carta llena de invectivas. Los ambiciosos en cambio tratan de explicarse por qué ha sido rechazada la novela y, aunque oscuramente, entienden que debe haber motivos, razón por la cual vuelven a su mesa y corrigen y continúan mejorando su texto. No siempre se consigue.

Las casas editoriales peligran casi físicamente de venirse abajo debido al alud de manuscritos que llegan mensualmente a sus oficinas. Y el noventa por ciento de lo que llega parece escrito por el mismo enajenado que rellena folios y folios desprolijamente sin tener la más mínima noción literaria. De manera que este porcentaje de rechazo no debería amedrentar a los escritores, porque se compone fundamentalmente de personas para quienes escribir una novela es, ya digo, rellenar folios y folios con una idea más o menos aproximada de lo que se quiere contar. Eso de ninguna manera significa que mucha gente que envía sus novelas a una editorial no trabaje con ahínco y con ilusión, pero me temo -y los editores seguramente me darán la razón- que a menudo llegan textos sumamente descuidados, mal redactados, con más faltas de ortografía que ideas, llenos de tópicos y otros muchos desperfectos, y todo ello hace perder un tiempo valioso a los lectores editoriales y a los propios editores. Qué se le va a hacer…

Pero si se escribe con paciencia, con pulcritud, con esfuerzo y con confianza, si poco a poco vamos adquiriendo el oficio sobre la base de escribir, corregir, perseverar, leer, volver a corregir una y otra vez, puede que nuestra novela o nuestro libro de cuentos atraiga la atención de los lectores de la casa editorial y, en última instancia, la del propio editor.  Y si no, la de un agente. Pero ese ya es otro cantar….

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Jorge Eduardo Benavides

Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964), estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Garcilaso de la Vega, en Lima. Trabajó como periodista radiofónico en la capital y en 1987 fue finalista en la bienal de relatos COPE (Lima); un año más tarde ganó el Premio de Cuentos José María Arguedas de la Federación Peruana de Escritores. En 1991 se trasladó a Tenerife, donde puso en marcha talleres literarios para diversas instituciones. Ha sido finalista del concurso de cuentos NH Hoteles del año 2000. Desde 2002 vive en Madrid donde continúa impartiendo sus talleres literarios. Su más reciente novela es La paz de los vencidos, galardonada con el XII Premio Novela Corta "Julio Ramón Ribeyro". Cursos presenciales en MadridJorge Eduardo Benavides imparte cursos presenciales en Madrid y ofrece un servicio de lectura y asesoría literaria y editorial. Más información en www.jorgeeduardobenavides.com http://www.cfnovelistas.com/ 

Obras asociadas
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