Clara Sánchez
Para colmo, meten al Director Adjunto Skinner con calzador y además nos quitan otro elemento de la máxima importancia: la atracción entre Mulder y Scully irresistible pero imposible. ¿Imposible por qué? Nunca lo supimos pero era necesaria para mantener la tensión en la pareja. Me alegro de no haber visto la última temporada de la serie en que parece que consuman y en que se desentraña el misterio de los extraterrestres. Hasta ese momento lo bueno era que no se sabía lo que en realidad ocurría y que ellos no se iban a la cama. En cambio en estos X Files nos encontramos con que vienen de una relación en la que hubo incluso un hijo que murió y se nos propina con una innecesaria escena de cama. Meter a Mulder y a Scully en una cama es acabar con toda posibilidad de volver a recordarlos jóvenes y atrevidos, preocupados por problemas descomunales y a punto de acercar sus caras, pero reservándose el contacto definitivo para la imaginación de los espectadores. Con esta película se los han cargado. Quizá Chris Carter, productor, guionista, director e ideólogo de la serie, es lo que quería.