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El mundo que cabe en una vida

Por 19 de abril de 2022 Sin comentarios

Foto: Dani Duch

Joana Bonet

 

La representación infinita del mundo se rompe ante la amenaza a los ecosistemas que nos daban cobijo. Se ha detenido la conquista de un mundo nuevo porque la sensación postapocalíptica nos instiga a conservar el que todavía sentimos como propio. Afectados por las heladas de abril, los árboles han interrumpido su floración y el asombro deviene lugar común, un subterfugio ante la confusión extrema: “El mundo ha enloquecido”, decimos. En invierno tomábamos el sol conjurando la sexta ola del virus, y recuperamos los guantes polares en esta primavera teñida con la sangre de millares de hombres caídos sobre la nieve de Ucrania, algunos imberbes.

El mundo de ayer, urdido por prósperos hombres blancos, no nos sirve. Todos los fundamentos que lo dotaban de solidez y estabilidad se revelan insuficientes, excluyentes, violentos. Según algunos pensadores, hemos entrado de lleno en el posfundacionalismo que ya anunció Oliver Marchart en el 2007, y que establecía la diferencia entre la política y lo político. Porque, hoy, como asegura la profesora Laura Llevadot, a la cabeza de los filósofos de la Universitat de Barcelona que cuestionan y critican el orden establecido, “lo que politiza es que dentro de este pretendido orden no hay ningún fundamento inmovilista. Y para ello es necesario atravesar un vacío”. Hemos de aprender a vivir sin tener nada en común, asumiendo la falta de fundamentos o, a lo sumo, su carácter contingente, abierto y revisable. Cualquier noble causa emancipadora se vuelve sospechosa si apela a una totalidad de lo humano exento de diferencias, por ello los activismos se han multiplicado aunque en demasiadas ocasiones el propio turbocapitalismo los favorezca. Nuestro cuerpo es un terreno político, como lo es una etiqueta made in Spain en lugar de made in Bangladesh, cerrar el grifo a mitad de la ducha o evitar los plásticos. Son actos individuales con los que nos posicionamos políticamente, lejos de la política clásica, pero también son una forma de simplificar la complejidad del mundo.

“Rompemos el mundo para entenderlo”, afirma Anna Caballé en el adictivo ensayo que le ha valido el premio Jovellanos, El saber biográfico (Nobel), que profundiza en cómo se reconstruye una vida a través de la escritura. Respecto a la contemporaneidad yuxtapuesta, Caballé la considera “una realidad tan abrumadora que no le da otra posibilidad al ser humano más que huir de ella para huir de lo intolerable que resulta pensarlo. De modo que lo que hacemos es romper la complejidad del mundo adaptándola a nuestras limitaciones cognitivas”. Nos explicamos –desde las especies hasta las emociones– clasificando para sentirnos cómodos. La autora confiesa que ella lo hace para recomponer historias de vidas y el mundo que ha cabido en ellas. Sumando­ todas las dimensiones del individuo –aunque vividas en casillas independientes– se establece su relato diacrónico y solo un trabajo a fondo permitirá entender el doble forro de una vida.

Todos los habitantes del globo a lo largo de la historia pensaron que su mundo enloquecía cuando escapaba a su comprensión, y por tanto se dedicaron a pensarlo, o a entretenerse. Hoy ya no padecemos histeria y neurosis como en el siglo XIX, aunque nos mata el azúcar y sufrimos de estrés, ansiedad, depresión. Y a pesar de la progresiva infantilización que nos atonta, en nuestro fuero interno sabemos que ha sido necesaria una pandemia para tomar conciencia de la vulnerabilidad humana. Porque entendíamos fatalmente la vida como un juego entre fuertes y débiles.

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Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 tiene una columna de opinión en La Vanguardia. 

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