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Doctor Canavero

Por 1 de marzo de 2015 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Jesús Ferrero

El neurocirujano italiano Sergio Canavero anuncia que va a llevar a cabo un trasplante de cuerpo: lo que en realidad solemos llamar “trasplante de cerebro”. Cuando publiqué mi novela Doctor Zibelius y les decía a los periodistas que el “trasplante de cerebro” estaba al caer, me miraban con escepticismo y me tachaban de fantasioso. Mi mismo editor calificó la novela de fantasía científica. Nunca estuve de acuerdo con esa calificación, en parte porque conocía los trasplantes de cabeza con perros que se habían llevado a cabo en la Unión Soviética y con monos en Estados Unidos.

También conocía los proyectos y ambiciones del doctor Canavero, que lleva varios años enfrentándose a la comunidad científica y asegurando que “la operación es factible con los avances que ya existen ahora mismo y que no es necesario esperar más”. Le doy la razón, pues desde que me enteré de los experimentos soviéticos en los años cincuenta, y que parcialmente fueron un éxito, no me caben demasiadas dudas. Tampoco me caben dudas del escándalo que se va a armar cuando se lleve a cabo el experimento, porque en realidad se trata de un traslado de alma: de una emigración de la psique de un cuerpo a otro, y las religiones no están preparadas para semejante evento.

A menudo las novelas hablan más del futuro que del presente, más del deseo que de la realidad, más de lo que viene que de lo que queda atrás, incluso en narraciones que no tienen nada que ver con la ciencia-ficción, o que solo la tocan ligeramente. Pondré algunos ejemplos: Stevenson anticipó el concepto de inconsciente (y del otro que vive en mí) en su novela el Doctor Jekyll y el señor Hyde. Otro ejemplo menos evidente: cuando Camus escribió El extranjero, ese narrador indolente, insolidario y algo imbécil era más bien raro, ahora hay millones y millones de sujetos como él. ¿Anticipación científica? No, mera intuición para ver en el presente los signos del futuro. Por lo demás, no me quiero comparar con tales maestros, solo me limito a indicar la virtudes mánticas que suelen tener muchas novelas, hasta las que no lo parecen.

El doctor Canavero piensa que será una operación precedida de todo un trabajo psicológico consistente en lograr la identificación del cuerpo trasplantado con el nuevo cerebro, o del cerebro trasplantado con el nuevo cuerpo, pues Canavero cree, con razón, que el rechazo psicológico puede ser más grave que el físico, como ya se ha demostrado en trasplantes de manos. Yo también lo creo.

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Jesús Ferrero

Jesús Ferrero nació en 1952 y se licenció en Historia por la Escuela de Estudios Superiores de París. Ha escrito novelas como Bélver Yin (Premio Ciudad de Barcelona), Opium, El efecto Doppler (Premio Internacional de Novela), El último banquete (Premio Azorín), Las trece rosas, Ángeles del abismo, El beso de la sirena negra, La noche se llama Olalla, El hijo de Brian Jones (Premio Fernando Quiñones), Doctor Zibelius (Premio Ciudad de Logroño), Nieve y neón, Radical blonde (Premio Juan March de no novela corta), y Las abismales (Premio café Gijón). También es el autor de los poemarios Río Amarillo y Las noches rojas (Premio Internacional de Poesía Barcarola), y de los ensayos Las experiencias del deseo. Eros y misos (Premio Anagrama) y La posesión de la vida, de reciente aparición. Es asimismo guionista de cine en español y en francés, y firmó con Pedro Almodóvar el guión de Matador. Colabora habitualmente en el periódico El País, en Claves de Razón Práctica y en National Geographic. Su obra ha sido traducida a quince idiomas, incluido el chino.

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