
Jesús Ferrero
He visto tantas personas ausentes de su propio ser… Cientos de personas que creían estar viviendo su no-vida.
Cientos de almas perdidas, cientos y cientos de fantasmas flotantes que creían existir y que tan solo latían levemente entre las murallas del sí y las murallas del no: más entre las murallas del no, si he de decir lo que sentí cuando miraba sus ojos: símbolos de una ausencia trágica, en medio de la burda comedia de la vida.
Los seres que más admiro son los que saben nadar en un mar de conflictos sin permitir que les arrebaten su propio ser, su propia vida.
Los ladrones de vida están por todas partes, los ladrones de sueños y de pensamientos. Siempre habrá alguien dispuesto a convertir tu ser en un instrumento de sus deseos.
Siempre habrá alguien dispuesto a despojarte de tu ser. Siempre habrá alguien que simulando que te da vida, en realidad te está dando la amarga sustancia de la muerte.
Pero hay en nosotros un núcleo irreductible, inconquistable. Las mujeres lo saben mejor que nadie.
Acercarse a ese núcleo candente es acercarse a lo más valioso del ser, al lugar donde hallar el verdadero aliento, el verdadero albedrío, y el sentido más hondo de la vida.
Todo cuando acabo de decir no está en La posesión de la vida, es una derivación de entre las muchas que podría hacer. Todo libro tendría que ser un generador de nuevos pensamientos.