Francisco Ferrer Lerín
Menudo susto nos hemos dado un jabalí y quien esto escribe. Andaba observando aves por el camino que rodea un amplio trigal, ahora en barbecho, cuando de golpe, de los tupidos matorrales contiguos a un miliario, ha surgido una figura enorme, oscura, rápida, ruidosa, un macho de jabalí, de 6 o 7 años, que debía de estar durmiendo y no ha despertado hasta que he llegado a la altura exacta de su escondrijo; tan silencioso es mi proceder de ornitólogo. Ladera abajo, trotando por el centro del campo, ha huido hasta alcanzar un bosquete de carrascas y enebros, donde ha desaparecido, tragado por la espesura. No recuperado de la intensa emoción he recibido un disparo de postas en el abdomen, sin duda destinado al gran cochino que, por lo que han manifestado los cazadores en el atestado, acostumbra a encamarse a mediodía en este enclave, conocido por La Logroño.