
Jesús Ferrero
La idea de “adelantarse al tiempo” puede parecer una insensatez.
¿Cómo vas a adelantarte a tu propio ser y a tu propio estar? Sería como partirse en dos.
Para muchos, adelantarse al tiempo sería posible únicamente con la imaginación, y no se trataría de un adelanto real, se trataría de una ficción.
Sin embargo los sioux sí que creían que uno podía adelantarse al tiempo. ¿Con el poder de la imaginación? No, con el poder del deseo.
Y el deseo era para ellos un caballo como el que montaba Caballo Loco.
Dicen que una vez Caballo Loco habló con el Gran Espíritu, y el Gran Espíritu le susurró:
-El tiempo es tan veloz como el viento sobrevolando las praderas, los valles y las montañas. Tienes que cabalgar a lomos del viento y adelantarte al tiempo. ¿Me has entendido?
-Sí, te he entendido -cuentan que le dijo Caballo Loco al Gran Espíritu.
Para el Gran Espíritu adelantarse al tiempo eran tan fácil como respirar. Bastaba con abrir los brazos al deseo.
Pero para desear hay que estar vivo, y muchos están muertos antes de morir. Esos no pueden adelantarse al tiempo, que pasa por encima de ellos sin que se den cuenta, como no se dan cuenta los muertos cuando el aire barre las lápidas de los cementerios.