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VARIACIONES SOBRE TEMA MEXICANO

Por 5 de diciembre de 2006 Sin comentarios

Javier Rioyo

He superado la Feria del Libro de Guadalajara. He regresado casi entero y me han vuelto a crecer los libros. Muchos eran esos modernos clásicos mexicanos con  los que siempre cargo: López Velarde, Owen, Gorostiza, Novo, Villaurrutia y el, para mí, incorporado Carlos Pellicer. Y otros, esos maduros que nunca defraudan, Monsiváis o José Emilio Pacheco, cada uno a lo suyo. Y ya casi cerrada la feria, dos hermosos libros de un poeta del que apenas conocía el nombre, Alí Chumacero. Creo que todavía vivo, autor de pocos libros porque ha preferido publicar a otros- “ser pastor de la palabra ajena”- y excelente lector. Algo que no es tan fácil como parece. Me han gustado los poemas y los pensamientos sueltos de este poeta que ya es de los míos. Dice Chumacero de sí mismo: “Más que un escritor soy un lector, de manera que he leído muchos libros y he escrito muy pocos. Esto se agradece. Cuántos lectores quisieran que unos escritores hubieran escrito menos y hubieran leído más libros”.

Encontré muchos más, pero no creo que se tengan que compartir todos los encuentros. Sí, algunos reencuentros. Esos que se producen en las librerías de viejo, en los rastros, en los lugares donde habitan libros que han sido desechados por otros y deseados por muchos. Buscar al azar en una librería de viejo es un placer que se tiene o no se tiene. Se comparte o no. Es un vicio que tiene mucho de privado aunque seamos muchos los que lo practicamos. En uno de esos lugares me volvía a encontrar con Juan José Arreola, ese viejo confabulario que tantos placeres me supo dar. Y el azar me llevó a encontrarme con el mundo de Arreola, su despacho, sus objetos, cuadros y libros puestos en venta. Algo que pasa con mucha frecuencia. El mundo de un escritor, sus objetos o libros guardados en vida, no sirve para los herederos. Quizá no tienen por qué. A cada uno su propia vida, sus manías, sus lecturas, sus objetos… No es fácil heredar las pasiones ajenas, aunque sean de familia.

Arreola en venta. Y yo pongo en saldo otra de sus fabulaciones, una muy corta llamada “Armisticio: Con fecha de hoy retiro de tu vida mis tropas de ocupación. Me desentiendo de todos los invasores en cuerpo y alma. Nos veremos las caras en la tierra de nadie. Allí donde un ángel señala desde lejos invitándonos a entrar: Se alquila paraíso en ruinas”.

No lo alquilan. Lo saldan. Se terminó el armisticio.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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