
Eder. Óleo de Irene Gracia
Javier Rioyo
Esto de los Oscar se parece a la mayoría de los premios. Un grupo de intereses, unos interesados y muchos cálculos de negocios varios, interesantes o menos, son capaces de hacer de una noche un negocio universal. A veces, no pocas, pero no todas ni mucho menos, el negocio y el premio coinciden con buenas películas. Los Oscar de éste año no producen mucho sonrojo. Abruman ocho oscar, ocho, para una película tan de diseño, tan llena de trampas, lágrimas y sonrisas como la gran triunfadora "Slumog millonaire". Tengo amigos, incluso amigos críticos, que hablan bien, hasta muy bien de la película. Está claro que es una película de "oscar".
Sin oscar se queda "El Desafío. Frost contra Nixon", una enorme película para entender las miserias de la política, de la comunicación y los comunicadores. También para ver a uno de los más grandes actores contemporáneos, Frank Langella.
Un oscar la incomprensible, banal y olvidable "Vicky, Cristina, Barcelona". Tonta desde el título hasta el último fotograma. También los genios se duermen con el dinero fácil. Sí es cierto que Penélope Cruz es una maravillosa actriz. Capaz de sacar petróleo en las alcantarillas de Alcobendas. Un merecido premio en una película que sólo existirá por su actuación.
Sorprende que tampoco "La duda" haya tenido mayores reconocimientos. Y no extraña que "El curioso caso de Benjamín Button" haya tenido unos oscar técnicos. Hasta esos son más que discutibles.
Y una roñosería, una ceguera o una frivolidad parece que las dos emocionantes películas, procedentes de dos grandes novelas, se hayan quedado sólo con un oscar. El que no han podido negar a la gran actriz contemporánea, el mejor relevo de las grandes, la muy querida Kate Winslet. Protagonista de dos de las más importantes de éstos premio, de éstos tiempos: "Revolutionary road" y "The reader". De los dos libros creo haber hablado más de una vez. Y desde luego pienso volver a esa novela llena de verdad, bondad, inteligencia e historia tan nuestra, tan europea, tan universal. Vean la película. Y, si quieren disfrutar de la literatura, no duden acercarse a su lectura. A veces el cine y la literatura se llevan bien. Los oscar son otra cosa.