Jean-François Fogel
El título de este post es una mal juego de palabras sobre el nombre del crítico de ficción de The New Yorker, James Wood, y de esto trata en un artículo de la revista Prospect, «Cleaning way dead Wood», literalmente: «limpiando la leña». De vez en cuando sale algún artículo que dice algo de verdad sobre las polémicas en el mundo de la crítica literaria. Es el caso con este texto de Daniel Miller. Un texto en inglés -lo siento- pero imprescindible para entender la polémica real, y noble en el fondo, que opone James Wood a Zadie Smith.
¿De qué se trata? De la denuncia, ya muy antigua, que hizo Wood del «realismo histérico». Novelas que ofrecen historias inverosímiles, de un postmodernismo perfecto pero donde no cabe la vida humana, la vida real tal como se conoce en sociedades humanas. Wood, denunciando en esta época a Smith, llegaba a hablar de unos especialistas en la escuela sociológica de Francfort disfrazados de novelistas para producir historias enormes.
Esta polémica, la conocemos a fondo, incluyendo la hermosa respuesta de Smith en el New York Review of Books explicando que la novela en este momento tiene la posibilidad de escoger entre dos caminos. Un camino abierto, que deja muchas preguntas disponibles, sin respuesta para el lector (el verdadero realismo para ella) y un camino más convencional, más formal, donde reconocemos el camino de Wood. El camino de Wood viene de Stendhal explicando que una novela es lo que se ve en un espejo desplazado por un novelista a lo largo de un camino. Wood me encanta. Su libro How Fiction Works es para mí luminoso, pero hay una dignidad herida y culta en Smith en el momento de responder. Todo esto me parece muy bien explicado en el artículo de la revista Prospect. Su autor denuncia claramente el blog que todos conocemos para atacar a Wood y mantiene una posición yo no diría neutral (apunta de manera más favorable hacia Smith) pero respetando a ambos protagonistas. Ahora bien, no sé si plantearse alguna pregunta sobre una posible pérdida del dominio de la crítica por parte de Wood ya no es un gran ultraje.