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OTROS FUEGOS, OTRAS LECTURAS

Por 2 de abril de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Javier Rioyo

 

Afirma mi querida E.T. desde Euskadi que no leerá a Céline. Que no lo hará por haber sido colaboracionista, por haber estado cerca del nazismo. He intentado pensar como ella. No lo consigo. ¿Porqué negarse a conocer un autor que no piensa como nosotros? ¿No debemos conocer, si merece la pena, también a los que estén en nuestras antípodas ideológicas? O a los no ideológicos. Los que han querido estar al margen de las guerras, las ideologías o de los ismos más frecuentes del pasado siglo.

Yo creo que hay que leer al escritor, al poeta, que sea capaz de acercarnos a las emociones. Hay otras lecturas divertidas, evasivas, entretenidas o y otras muchas. Pero esos escritores capaces de tocar profundidades del ser humano no son tantos. No creo que si somos lectores debamos permitirnos el prescindir de algunos escritores por su historia política. Siempre leeré a Jünger, aunque permanezcan las sospechas de lo que hizo y fue en su juventud. Y leeré e Drieu La Rochelle, con quién no hay dudas de su acercamiento al nazismo. Escritor maldito, suicida, que no pudo soportar ese "circulo de soledad armado de púas internas" en el que vivió parte de existencia. Si quiere leer, por ejemplo "El fuego fatuo", vea la película de Louis Malle.

Como leeré Montherlant, D’Anunzio, Malaparte o  Ezra Pound.  No estuvieron en "mi bando" en aquellas guerras. Pero también en "mi bando" estuvieron los comunistas, los estalinistas y los sigo leyendo. Me acaba de llegar una edición en bolsillo de "El Don apacible" de Shólojov, ¿no leerla por sus simpatías con el comunismo? ¿Dejar de leer a Neruda y Alberti? ¿O no leer a Gabriel garcía Márquez porque sigue defendiendo a Fidel Castro? Seguiré leyendo, escuchando o viendo las obras de los que creo que merecen la pena. Incluso volveré a ver "El triunfo de la voluntad", filmada para mayor gloria de Hitler por esa fascinante directora, y nazi, llamada Lenni Reinfensthal. Incluso estoy dispuesto a leer algún poeta nacionalista vasco.  

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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