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MANERAS DE GANAR

Por 10 de enero de 2007 Sin comentarios

Javier Rioyo

Me gusta la gente que sabe ganar. Saber perder es mucho más fácil. Al menos si eres más o menos aficionado al fútbol y tu equipo es el Atlético de Madrid. Me imagino que también sirve con otros equipos que no tengan el historial del Barça o del Real Madrid, aunque últimamente ya no sean lo que fueron. Saber perder es saber supervivir, adaptarse, disimular, mentir o fingir. Saber perder es saber vivir, que quizá no es poco mérito, pero es lo que nos pasa hasta que deja de pasarnos. Vivir perdiendo cosas, gentes, paisajes, recuerdos, tiempo… eso es algo que sabemos hacer mejor o peor casi todos los animales perdedores. Nuestra especie de animales lectores, incluso nuestros semejantes no lectores.

Maneras de perder se llama una colección de relatos, de cuentos de supervivientes, del escritor Felipe Benítez Reyes. Ahora le toca ser ganador del Premio Nadal. Otra vez  con una novela paródica. La parodia es un conocido tránsito literario de Benítez Reyes. Ahora en ésta que se titula, Mercado de espejismos, hace una mirada  sobre los thrillers con fondo histórico que tanto éxito de ventas tienen desde hace ya unos códigos. Estoy deseando leerla.

No disimulo mi afición ya antigua a la poesía y la prosa de Benítez Reyes. Desde hace ya bastantes años me reconocí “felipista”. Es un escritor de un humor y una ironía que muchas veces hay que buscar sus referencias en autores de que no son de este tiempo o de este país. Felipe es un cosmopolita de pueblo. Un universal de Rota. No es cualquier pueblo ese pueblo de Cádiz. Pueblo de playa popular que le hubiera dado envidia a Fellini. Cercano al liberal Cádiz, al señorial y decadente Jerez y a otros espacios tan razonables para vivir que uno entiende al escritor que sigue viviendo en ese centro de la periferia más agradable. También en Rota estuvo, está, la Base Americana. Y eso, que hoy más que ayer, parece un anacronismo, hace años representó la llegada de la modernidad, la coca-cola y el rock. Que se lo pregunten a Silvio. Más bien que no se lo pregunten, porque hace años está sin posibilidad de respuesta. Silvio fue uno de aquellos futuros roqueros que escuchaban la última música americana en la radio de la Base de Rota. Un tinglado ese pueblo de la Bahía, tan cerca de los americanos y tan cercanos al mundo de Camarón. Un buen refugio de señoritos y desempleados. Un lugar que se lleva bien con la queja y la alegría.

De esa Andalucía viene Benítez Reyes, ajeno al señoritismo, pero con una elegancia para saber ganar como sólo mantienen algunos muy elegantes en la vida y la literatura. Nunca quiso dejar de vivir en Rota -ni cuando las tentaciones, los premios y los amigos empujaban a ello- y allí sigue viviendo. Lo explica: “Vivo en Rota por dos razones bien insignificantes: porque he nacido en ese sitio y porque me gusta demasiado escribir como para poder disponer de tedio suficiente para escribir”. Desde Rota, desde sus aires difíciles, desde ese mundo que también es ya el mundo de toda una tribu de novelistas, poetas y cantantes, desde la Rota de Benítez Reyes, se pueden contar todos los mundos. Solo hay que saber escribir.

Me alegro que un premio como el Nadal, tan querido, tan importante en nuestras vidas lectoras, recupere  los mejores aires, aunque sean aires difíciles de nuestra literatura. Benítez Reyes, es un excelente premio Nadal. Una elegante manera de ganar. Lo hizo desde su periferia el pasado año Eduardo Lago -con una de las mejores novelas del año en castellano- y estoy deseando que con Benítez Reyes nos ocurra lo mismo. El saber ganar no hay quién se lo arrebate.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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