Jean-François Fogel
Al anunciar, el lunes, el contenido del Plan Nacional Simón Bolívar (2007-2021), el presidente Chávez ha despejado las dudas. «Vamos, dijo, rumbo a una república socialista de Venezuela». Todos los detalles del recorrido son previsibles: más control del Estado sobre la economía, más control del líder sobre su entorno y más control de la educación sobre las cabezas.
Lo más interesante es el discurso del presidente. No es un tratamiento directo de la realidad sino su maquillaje, como corresponde a la gran tradición de la retórica socialista. Cuando el presidente habla a los ministros salientes del gobierno renovado dice «Ustedes no se van del Gobierno». Cuando se explica frente a los comentarios de la iglesia venezolana y de la OEA: «Señores, lean los libros de Karl Marx, la Biblia. No tengo nada que explicarles». Palabras para expresar la realidad al revés, palabras para rechazar el uso de la palabra: estamos en el socialismo real.
Y claro, lo que dice Chávez cuando intentar decir algo de verdad tampoco importa. «Soy del linaje de Trotsky, de la revolución permanente» dijo a su gabinete. Igual decía hace unos años (lo tengo apuntado) «La revolución china es hermana mayor de la revolución bolivariana»
En 2005, cuando venía subiendo la referencia al “socialismo del siglo XXI” en la propaganda del gobierno en Venezuela, Chávez explicó que no había que desesperar del socialismo. Por una razón obvia: había sido el sistema de organización y de producción de las sociedades precolombinas ya desaparecidas. Y, en un enorme salto por encima de los siglos, el líder bolivariano estudiaba la posibilidad de resucitar al socialismo. Con una repuesta positiva: «El socialismo, afirmaba, no estaba muerto, estaba de parranda y el socialismo es el camino». Venezuela está en el camino.
Hoy, por la mañana, utilizando un PC con sistema “XP profesional” de Microsoft intenté conectarme con el sitio oficial de la presidencia venezolana. Lo único que había era una animación Flash con un título arriba: “Hacia el socialismo del siglo XXI”. Toda la página quedaba vacía. El único enlace “buscar las últimas noticias” no funcionaba. Quizás el sitio estará arreglado y listo para los internautas en el momento de la publicación de mi post, pero veo mi visión matutina con una aproximación al futuro de Venezuela. Es el susto fuerte que conocen los escritores: el temor a la página en blanco.