Javier Rioyo
Oficialmente las mejores películas del cine español del pasado año son: Alatriste, Volver, El laberinto del fauno y Salvador. Además de ser las que más candidaturas suman para los premios Goya, son esas cuatro las elegidas para ganar el Goya a la mejor película. ¿Y eso quién lo decide?… Pues unos centenares de personas que, en muchos casos, ni siquiera han visto la película a la que votan o a la que castigan con su desprecio. Sé de lo que hablo. Soy uno de esos centenares que de manera arbitraria, por fobias o filias votan una película u otra. Los que así actúan lo negarán. Pero lo sé, lo he visto, hablado y votado. Yo no, seño, pero esos otros niños… Pues sí, también yo voto muchas candidaturas por simpatías o antipatías, por amistades o desapegos. Claro que eso pasa por fiarme de un club que admitiera a un miembro como yo. Porque yo, queridos amigos, mis lectores, mis semejantes, mis cuñados, soy académico. Nada menos que miembro de la muy noble y leal Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Además soy un miembro cumplidor, uno de los que paga las cuotas. Lo que se dice todo un miembro.
Creo que somos unos cuantos, más de mil. Una pequeña familia pero, eso sí, muy desunida, muy peleada y mal avenida. Como casi todos los gremios. Un día contaré historias de los poetas. Y no digamos si son asociados. Miembros de alguna sociedad de escritores. Y no solo de poetas. Podríamos hablar de escritores, incluso de los que no escriben pero están asociados… Pero no, hoy toca lo del cine. De este millar largo de académicos del cine, votan algunos centenares, digamos que una mayoría suficiente. ¿Cuántos han visto la película?… Eso no lo sabemos. Cada uno responderá ante sí mismo o ante ese amigo al que se promete el voto y no consigue ni uno.
Siendo un problema lo discreto del número que votan/votamos a las películas, quizá no sea ese el mayor problema. Hoy me he encontrado a uno de los llamados productores independientes. Un independiente pero, la verdad, con muchas producciones y ayudas a sus espaldas. No estaba nada contento con las películas triunfadoras en las nominaciones. Su argumento estaba muy claro. Desde este año todos los académicos podemos votar a todos los candidatos. Antes se hacía por oficios. Es decir, los directores votaban a los directores, los maquilladores a los maquilladores, los fotógrafos la fotografía, etc… Y ahora, me comentaba indignado el independiente productor: “una peluquera puede votar al guión”. Sí claro, he pensado, también el guionista vota al mejor maquillaje…Ciertamente no parece el mejor de los sistemas. Beneficia en acumulación de “goyas” a las de mayor presupuesto, mayor ruido, que no estoy seguro sean las mejores películas. Hace que se vean mucho algunas y nada otras.
¿Son esas de verdad las mejores películas españolas? Yo confieso que he votado a una de ellas. Que después de haber votado pude ver una que no conocía de esas cuatro y siento no haberla votado. Y desde luego nunca votaría a dos de ellas.
Creo que no deberíamos ser los académicos los que eligieran las mejores películas del cine español. Es como dejar que un jurado decida quiénes son los premios nacionales de literatura o quiénes son los cervantes o los premios nobel. Habrá que buscar mejores fórmulas, siempre que no sean las de la democracia. Todavía recuerdo que ganó Aznar por mayoría, por irme más lejos.