Javier Rioyo
Nos llegó como llegan las malas noticias, como llegan las buenas, nos llegó ausente y desarmado frente a las desgracias. Como tantas veces estamos, también desprevenidos, ante las buenas noticias. Aumentaban los muertos, las malas noticias, lo que no tiene explicación, aunque la termine por tener. La desgracia y la suerte. La tristeza. Y después, otra vez la vida. La vida de los que no fuimos aquellos viajeros. Hemos pasado cientos de horas de nuestra vida en los aviones, volveremos a volar como volveremos a sufrir, como volveremos a sonreír.
Estoy leyendo a Paul Valéry, en sus "Cuadernos" me encuentro un pequeño poema abstracto, uno de esos que nos recuerdan que la tristeza es más interior que la alegría. Y que, sin embargo, tenemos que seguir buscando la risa. Algo parecido a la alegría por estar vivos.
"Amarga como sabes serlo- oh Vida
¡Amarga y dulce como sabes serlo!
Amarga y dulce y grave como sabes serlo, oh vida
Amarga y dulce y grave y leve y larga y breve como sabes serlo,
oh vida.
Así como tan sólo las lágrimas saben juzgar, compensar, pagar
tus momentos hermosos
Hay tan sólo una risa que consigue responder con acierto a tus males."