Clara Sánchez
El otro día veía en televisión como una cocinera rellenaba unos huevos con una manga pastelera y para ayudarse ponía un dedo en el huevo en lugar de coger una cucharilla. Inmediatamente pensé que a mí no me apetecía comerme ese huevo tocado por ese dedo. Eso de que hay que tocar la materia prima a trote y moche es algo que se han inventado los cocineros de ahora para hacerse la vida más fácil. El colmo es el tal Jamie Oliver, ese cocinero inglés de tanto éxito, que anima que aliñemos la ensalada con las manos porque esas cremas que se inventa se impregnan mejor en las hojas de lechuga. Por cierto los cocineros de los programas de la tele te repiten cincuenta mil veces lo rico que está lo que están guisando, como no lo podemos probar.
No olvidemos que por sofisticado que sea un plato es algo que nos vamos a llevar a la boca, que va a ir a para al estómago y que se va a repartir por nuestro organismo.