Javier Rioyo
A uno le gustaría encontrar su lugar ideal en el mundo. Ese sí sería un buen regalo. Después de eso estaría el mayor de los problemas: la persona adecuada para compartir la vida. Pero eso es otra cuestión. Incluso otra cuestión irresoluble. Es posible que no haya nunca una sola persona. Incluso es posible que no basten muchas. O que una, sobre, sea demasiado. En fin, también suele ocurrir que nos adaptemos a la persona. Y que nos acostumbremos al lugar…Pero si pudiéramos decidir dónde vivir. Sí eso se pudiera pedir a los Reyes, no me parece nada mal lo que escribe Jünger en este libro de mi nuevo año:
"¿Dónde querría uno vivir? ¿Dónde se encontraría uno a gusto? Primero en países en los que se pueda leer y escribir todo lo que a uno le apetezca. En ciudades cuyas tiendas estén abiertas día y noche, según les parezca bien a los comerciantes, y en cuyos cementerios se venere a sus antepasados. En jardines con árboles altos y en terrazas en cuyas paredes sueña, adormilada y vigilante, la salamanquesa"
No es mal lugar para que nos toque en este nuevo año. Y poder decir en voz alta esa utopía de a cada uno el lugar dónde le gustaría. Pidiendo volvemos a ser como niños.