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Sesión IV. Cuentos comentados

Jorge Eduardo Benavides

Parece que las fiestas no son obstáculo para nuestros amigos escritores, pues hemos recibido gran cantidad de textos esta semana y como siempre ha habido de todo, algunos más flojillos que otros, algunos realmente estupendos y otros más en que se nota el progreso de quienes van tomando nota acerca de los sutiles resortes que impulsan una buen cuento o un relato corto. En ese sentido, conviene dejar claro que los textos que hemos elegido esta semana están francamente bien hechos y que seguiremos insistiendo sobre el primer cuidado que debe tener un escritor: el lenguaje. Un lenguaje elaborado resulta siempre eficaz y no hay nada más alejado de la literatura que pensar lo contrario. El escritor que cree que una buena historia se puede contar desprolijamente, sin atención ni pulcritud, difícilmente conseguirá escribir un buen cuento: No existe diferencia entre eso que se llama fondo y forma. De allí que hemos insistido con una propuesta en la que hemos comprobado -en la mayoría de los casos- se ha seguido la pauta planteada: que la descripción no es un elemento estático, apenas un simple decorado de la narración. Nada de eso: una buena descripción -rápida o lenta, telegráfica o exhaustiva- es parte integral de la acción. A ello debemos que nuestro lector vea, huela, sienta, perciba, se sumerja en nuestra historia, por aparentemente mínima que ésta sea. Pero sobre todo, hemos advertido que el punto de vista, el ángulo desde donde se observa y se cuenta la historia, también resulta imprescindible: de él depende el tono de la narración, su capacidad para sugestionarnos y entregarnos a la ficción que el narrador nos propone. Saber decidir entre un narrador en primera persona o un narrador omnisciente, «imitar» la voz de un niño o de un anciano, alternar de un lado a otro, gracias un narrador más dúctil, es emplear a fondo un recurso de capital importancia. ¿Recuerdan qué persuasivo resulta Holden Caulfield en El guardián entre el centeno? ¿Y la Beatriz de Primavera con una esquina rota? En ese sentido, les recomendamos vivamente la lectura de Una tarde con campanas, del venezolano Juan Carlos Méndez Guédez, pero también busquen entre sus personajes preferidos y advertirán lo importante que es encontrar una voz y un ángulo narrativo. Pero de eso hablaremos en nuestras próximas consignas. Por ahora, a leer y comentar los cuentos de nuestros compañeros.

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Jorge Eduardo Benavides

Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Perú, 1964), estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Garcilaso de la Vega, en Lima. Trabajó como periodista radiofónico en la capital y en 1987 fue finalista en la bienal de relatos COPE (Lima); un año más tarde ganó el Premio de Cuentos José María Arguedas de la Federación Peruana de Escritores. En 1991 se trasladó a Tenerife, donde puso en marcha talleres literarios para diversas instituciones. Ha sido finalista del concurso de cuentos NH Hoteles del año 2000. Desde 2002 vive en Madrid donde continúa impartiendo sus talleres literarios. Su más reciente novela es La paz de los vencidos, galardonada con el XII Premio Novela Corta "Julio Ramón Ribeyro". Cursos presenciales en MadridJorge Eduardo Benavides imparte cursos presenciales en Madrid y ofrece un servicio de lectura y asesoría literaria y editorial. Más información en www.jorgeeduardobenavides.com http://www.cfnovelistas.com/ 

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