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Dios no es mujer, ni negro, ni Obama

Por 10 de noviembre de 2008 Sin comentarios

Javier Rioyo

Hace tiempo que Dios es norteamericano, blanco, cínico, materialista, buscador de oro, o de petróleo. Un blanco que usa armas, invade y mata. Un Dios crecido en una tierra que ha pasado de ser "de soñadores homicidas, a nación de soñadores asesinos". Según esa lógica bárbara, iletrada, fanática y en el poder, "el verdadero norteamericano es un asesino". Así lo señala el escritor de Massachusetts, blanco e hijo de proletario, Russell Banks. /upload/fotos/blogs_entradas/soando_amrica_med.jpgSu libro sobre la realidad y el imaginario de su tierra, Soñando América, es la historia de un ciudadano de Estados Unidos que no quiere que las enormes mentiras, que los ideales en nombre del cristianismo, el capitalismo o la civilización, sea una excusa para justificar conquistas, explotaciones y negocios con la fuerza de las armas.

Ser negro es una metáfora. Hay millones de negros de cualquier color, cualquier raza, cualquier condición. Llamar sueño a la justificación de la violencia ha sido una pesadilla que la mayoría de los negros del mundo -descontados los colaboradores/as de Bush, dictadores de países de la negritud, sus esbirros de uniforme, los nostálgicos de Liberia o los fanáticos de no importa qué color- desean que sea una mentira que acabe con la llegada al poder de un negro llamado Obama. La nueva fe de los negros de América, de los negros del mundo, de los blancos que tenemos el alma negra, que dudamos de los almarios, de las almas, sin dejar de creer en el soul. Estados Unidos es una tierra mestiza, siempre lo fue, que para su crecimiento como nación necesitó de los negros, aquellos africanos secuestrados de sus países, alejados de sus dioses, de su vida, de su paisaje, que contribuyeron al nacimiento de una nación. Americanos que son muchos más de los que trabajan en el cine, hacen jazz, ganan olimpiadas, meten canastas, mueren en las guerras o son mitos eróticos.

Los negros, y sus compañeros, pobres blancos, hispanos, orientales o de cualquier lugar, que trabajaron las cadenas de montaje, en los campos, las carreteras, los muelles, las minas, entre jardines o basuras, ellos fueron los verdaderos artífices del cambio, la riqueza, el poder y la realidad de la sociedad norteamericana. No tenían el sueño egoísta, corrupto y secuestrado de esa parte de una nación capaz de confundir los músculos con la inteligencia y aun así llegar a ser gobernador, presidente, Dios o el diablo.

El mundo según Obama me pilla en Tenerife, en Guía de Isora, entre películas y realidades que, desde este sur, maravilloso refugio de blancos y ricos, desde hace veinte años sabe de la llegada de negros que vienen como pueden, que huyen, que mueren por salir de su mundo. Quieren llegar al sueño en una patera. Buscan un lugar entre nosotros para soñar que algún día también podrán ser Obama.

Artículo publicado en: El País, 9 de noviembre de 2008.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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