
Félix de Azúa
Dentro de unos días los suizos eligen a su Procureur General, algo así como el jefe del Poder Judicial. La formula electiva pone a los partidos por encima del cuerpo judicial. Para que nos quejemos de lo nuestro. Naturalmente, se presentan dos candidaturas, la de los poderosos (los Radicales) y la de los que simulan no ser poderosos (los Socialistas), como siempre. La elección de este cargo básico para la democracia suiza levanta poco entusiasmo popular.
Por mucho que leo, por mucho que pregunto, no logro averiguar en qué consiste este ornitorrinco llamado Confederación Helvética. Los indígenas suelen ser irónicos. Los de la parte italiana tienen sus relaciones en Milán y Roma, los de la alemana no se mezclan (allí nada de trilingüismo, todo en alemán), los de la francesa siguen la liga gala. Sin embargo, ni un solo suizo italiano, alemán o francés aceptaría ser francés, italiano o alemán. En filosofía esa es una figura imposible, unos "accidentes que carecen de sustancia". Hay suizos diversos, pero no hay Suiza.
Cuando oigo a los separatistas españoles poner como ejemplo la Confederación Helvética me echo a temblar. Es como cuando aspiran a ser Kosovo. ¡Dios nos libre de parecernos a esos países hijos del secreto bancario o del genocidio! Porque lo que mantiene la unidad suiza no es otra cosa que la "neutralidad", o sea, la colaboración con Hitler durante la segunda guerra o con la Sudáfrica del apartheid, la venta de armas a las guerras étnicas africanas, el refugio de las fortunas de todas las mafias mundiales, el protectorado económico de la criminalidad.
Lo que une a la Confederación es el poder absoluto de una compacta oligarquía que controla las finanzas y la política desde Calvino, que vive del blanqueo de dinero negro y que se salta todas las leyes internacionales cuando le conviene. Eso sí, con elegancia (léase a Claude Mossé, periodista suizo, en "La Suisse, c’est foutu?").
Aunque, ahora que lo pienso, es posible que ese sea el modelo que desean desesperadamente las distintas oligarquías separatistas periféricas.
Artículo publicado en: El Periódico, 12 de abril de 2008.