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Exámenes llamados finales y ojalá lo fueran

Por 12 de julio de 2010 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Tengo un amigo que insiste en dar clases en una Universidad de Barcelona, a pesar de que ya apenas hay razones para ello. Es un profesor vocacional, serio, respetuoso con el alumnado y que hace horas extras si es necesario ayudar a los chavales. Cada año, con motivo de los exámenes (único momento en que los alumnos están obligados a tener voz) me envía un ejemplo de cómo le va subiendo la tristeza. En esta ocasión le ha abrumado un modelo que todos los profesores conocemos: el cada vez más abundante individuo que no sólo es un mentecato y un vago, sino que encima está orgulloso de serlo.

Todos hemos copiado alguna vez, todos hemos hecho exámenes ridículos por ver si colaban, pero creo recordar que teníamos un cierto orgullo y si nos pillaban lo aceptábamos con sentido del humor, riéndonos de nosotros mismos. Lo novedoso es este sujeto que cree haber sido lesionado en sus derechos fundamentales. El agraviado profesional. Una creación reciente que sigue pautas aprendidas en la política real.

El intercambio tuvo lugar por mail, una vez el alumno (que no había aparecido por clase en todo el año) hubo constatado el suspenso. He respetado la sintaxis, pero he añadido los acentos porque me dolían los ojos.

 

PRIMER MENSAJE DEL ESTUDIANTE

Hola, soy XY y estoy matriculado en el grupo de Estética de mañanas. El examen final que hice considero que era aceptable y no entiendo la calificación de 3 sobre 10. Me gustaría saber el porqué, ya que las preguntas tenían una parte teórica y la otra de desarrollo personal donde podías expresar tu opinión.

Si es posible hacer un trabajo complementario o revisar el examen me gustaría saberlo.

Muchas gracias

 

RESPUESTA DEL PROFESOR

Buenos días. Las personas que no realizaron ningún parcial ni entregaron el trabajo escrito sobre un libro de la bibliografía tenían que tratar dos de los tres temas. En ningún momento dije que las preguntas tuvieran una parte teórica y otra de desarrollo personal donde se podía expresar una opinión.

En su trabajo, el tratamiento de ambos temas es deficiente, impreciso, con faltas de ortografía sorprendentes (verbo haber sin "h") y una gramática opaca: "El artista estará influenciado al determinar su forma y contenido, con unos rasgos estilísticos parecidos, el espíritu de la época y cultura".

Frases como: "El arte para los cristianos es la representación de la divinidad" son imprecisas. ¿Acaso el arte es distinto en otras religiones? "Se puede sacrificar la representación fiel de la naturaleza hasta ser inexpresivo y estético", es una frase incomprensible y además no tiene nada que ver con el tema.

La segunda pregunta tiene un tratamiento excesivamente breve e impreciso (el 20% del texto está tachado). Frases como: "El tiempo es intangible y eterno, lo que nos asegura el cambio y la evolución del arte" son abstrusas. "Ahora el arte persigue el movimiento", ¿acaso no lo hacía el arte barroco? ¿Y qué quiere decir que eso "implica la creación"?

 A estas alturas ya no es posible realizar ningún trabajo complementario que hubiera debido entregarse el día del examen final como fecha límite. Así lo hicieron otras personas que deseaban aumentar la nota.

 

SEGUNDO MENSAJE DEL ESTUDIANTE

La información a parte de compartirla al 100 por 100, está sacada íntegramente de internet. Si cree que es información deficiente, imprecisa, incomprensible y abstrusas es una opinión gratuita ya que está escrita por gente intelectual y con información contrastada.

Gracias

 

Lo que más tristeza le producía a mi amigo no era que el muy insensato dijera que lo había copiado todo de Internet (mal copiado, claro) sino la expresión "está escrita por gente intelectual y con información contrastada". ¡Gente intelectual! ¡Información contrastada! Y este menda acabará la carrera el año próximo…

 

 

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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