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Entrevista en la revista ‘Milenio’

Por 23 de septiembre de 2010 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Esta es la entrevista que apareció hace unos días en la publicación mejicana "Milenio" (formato digital). La entrevistadora es Nieves Martín.

"Las iglesias no son religión, son espectáculos y negocios"

Autobiografía sin vida es el libro más reciente del escritor barcelonés, quien aborda la historia del hombre a través del arte, de las imágenes que lo han acompañado en el transcurso del tiempo.

El autor de El aprendizaje de la decepción habla de su nuevo libro, una memoria visual llena de imágenes poderosas, como la del crucifijo: "enigmática, terrible, daba mucho miedo", dice el filósofo que en esta charla, entre otras cuestiones, también alude a las imágenes que ven los jóvenes ahora y al futuro de la prensa impresa, "que tarde o temprano será sustituida por periódicos digitales".

Autobiografía sin vida parece una contradicción.

Es una autobiografía que trata de explicarme a mí mismo a través de una serie de signos, de representaciones que me han marcado.

¿Es una memoria más visual que literaria?

Sí, en ella lo que domina son las artes visuales y sigue una cronología: empieza en las cuevas paleolíticas -las de Chauvet-Pont d’Arc con sus caballos bellísimos-, luego vienen Grecia, el cristianismo, el gótico… es como una historia del arte que termina en la Documenta de Kassel en 1972.

¿Desde que nacemos estamos poseídos por un escenario de signos visibles?

Pienso que sí. En el inicio del libro están las cabezas de caballos de Chauvet, cuando las vi inmediatamente pensé: las debieron ver los niños que nacían y crecían en el interior de aquellas cuevas; me imaginaba aquellas oscuridades iluminadas por el fuego, los resplandores, y me preguntaba: cuando aquellos niños salían de las cuevas y se cruzaban con los caballos, ¿cuáles consideraban que eran los verdaderos, los que estaban viendo en ese momento o los pintados en las cuevas? ¿Cuáles fueron las imágenes que yo vi y me determinaron sin que yo lo supiera? ¿Qué imágenes fueron aquellas que luego me hicieron comprender la vida tal y como la he comprendido?

Algunas de esas imágenes son especialmente poderosas, como el crucifijo en la España del siglo XX.

Claro. Esa es una experiencia de mi generación y de casi todas las generaciones anteriores a la mía, pero ya no es la de los jóvenes. En aquel momento, desde muy pequeñitos, veíamos esa cruz, esa cosa misteriosa, enigmática, terrible, daba mucho miedo, la teníamos siempre presente y estaba unida a todo lo que era -en el caso de mi generación- la España de Franco. Para nosotros era imposible ver la cruz de otra manera. Y toda nuestra vida está vista a través del crucifijo, una vida crucificada. Los chavales ahora no, es difícil que vean un crucifijo, sobre todo en la España contemporánea, se han eliminado por la laicidad. Pero, en cambio, tienen cuatro años y ya están jugando con el play station, y toda su vida estará determinada por una pantalla; no lo saben pero se les nota, están constantemente fotografiando las cosas, si no las tienen fotografiadas no saben que han tenido esta experiencia.

¿Nos damos cuenta de un determinismo visual que antes no habíamos advertido?

La intención del libro es ésa. Para mí fue un descubrimiento -a lo mejor he descubierto el Misisipi. Hasta que empecé esta introspección, yo no sabía hasta qué punto tengo que interpretar el mundo a través del español, de mi lengua, de la misma manera que lo interpreto a través de una serie de imágenes que componen mi lengua visual. La hipótesis es que a todos nos pasa lo mismo, que todo el mundo puede hacer un ejercicio de introspección, y metiéndose en sí mismo decir: bueno, vamos a ver cuáles son las imágenes que a mí me han marcado, de qué manera veo yo el mundo.

En su libro, después de hablar del último dios, el cristiano, de la derrota de todos los dioses, habla del nuevo Templo, el de Lo inevitable, el Ananké de los griegos.

Nuestro mundo empieza en la Revolución francesa. La nuestra es la sociedad de los burgueses revolucionarios, ahora ya quedan muy pocos y sobre todo en los países del tercer mundo; los países más civilizados son masa pura, proletariado puro, democracia total, no hay diferenciación de clases. En España, por ejemplo, todavía hay una burguesía ilustrada que tiene el poder, que lo controla todo, y que impone su ideología. A partir de Hiroshima, de la bomba atómica y de la posibilidad de destrucción total que nosotros vivimos muy directamente -yo recuerdo el día de la crisis de los misiles de Cuba-, interiorizamos lo inevitable, en ese momento todo cambió. Por decirlo de una forma rápida: nosotros estamos viviendo una nueva era, no una nueva época. Es una diferencia muy grande, es la diferencia entre el paleolítico y el neolítico.

 

En Autobiografía sin vida también habla de la transparencia religiosa, de la claridad de los templos góticos frente a la oscuridad románica. Hoy se sigue pidiendo transparencia, digamos a la Iglesia católica en los casos de pederastia.

Pero eso ya no es religión. La religión se terminó con la Revolución francesa, lo que queda son iglesias instituidas, un poco de la misma manera que los partidos no son organizaciones políticas, sino empresas económicas, y no se puede decir que la política es lo que hacen los partidos, la política la hacemos usted y yo, los ciudadanos, los partidos no hacen política, hacen negocio. Con la religión es lo mismo. Hay quien cree en la religión pero las iglesias ya no son religión, son espectáculos religiosos, económicos, que a veces son muy poderosos, pero no son religión. Religiones quedan todavía, pero en lugares poco recomendables, como los países islámicos donde la legislación todavía obedece la ley de Dios. En Israel también, las leyes del estado ultra moderno están naturalmente ordenadas según la teología hebrea, no pueden saltarse la ley religiosa. En nuestras sociedades no, afortunadamente la ley de carreteras o de sanidad no depende de Dios. Es en ese sentido que digo que la religión ha desaparecido. Entonces quedan sólo el arte y la ciencia. La ciencia no explica pero describe. El arte sí que explica. Y lo que está sucediendo, a mi entender, es que la ciencia está sustituyendo a la religión, como única verdad verdadera y el arte está robándole herramientas y mecanismos a la ciencia. Cada vez el arte actual es más técnico, en el sentido de que utiliza más técnicas, los que lo practican tienen que tener saberes técnicos. Hay muchísimos artistas actuales que vienen de la ciencia, se está produciendo una transformación que a mí me apasiona, que es típica de un principio de era. Se están trastocando los pilares de nuestra civilización, todo se mueve, la sensación es de caos, de desorden, a todos nos da miedo, pero es excitante.

Entre los hitos artístico-visuales, hay un lugar destacado para Goya.

En Goya se da ese primer paso interesantísimo hacia la representación inmediata del horror. El arte anterior no lo representaba. Delacroix, por ejemplo, tiene un cuadro que es la representación de una matanza, se llama La masacre de Quíos, una ciudad en la que entraron los turcos y mataron a todo el mundo: veinte mil cadáveres, pero la representación de Delacroix no produce ningún horror, es muy hermosa. Goya es el primero que introduce el horror dentro de la representación, pero ojo que esto es arte y en el arte el horror puede estar presente, pero ha de estar siempre en forma afirmativa, que no deprima, que no sea una foto de Auschwitz, que te hace odiar al género humano. Me refiero a las fotografías documentales, que no son nada artísticas, que hicieron los ejércitos norteamericano y soviético cuando entraron en aquellos campos y se encontraron aquella barbaridad.

José Antonio Fortes, en su libro Intelectuales de consumo, denuncia el uso de los intelectuales, los poetas incluidos, por parte del poder, desde 1982 hasta nuestros días, recordando el arte y Estado franquista.

Sí, pero dese usted cuenta que la mayor parte de los poetas utilizados por el poder no son poetas, son simulacros, imitaciones. Un poeta no se deja utilizar. Mejor dicho, a lo mejor querría ser utilizado el pobre, aunque sólo fuera para comer caliente, pero es imposible utilizar un poeta. Los poetas te meten en unos líos horrorosos. Tú llevas a un poeta a ponerle una condecoración y te puede llegar hecho un asco, ponerse a gritar, querer pellizcarle el culo a la ministra, los poetas son imposibles.

En el último capítulo de su libro, "Un final de novela", dice que la literatura es "una mercancía de fluctuante valor que se puede luego monetarizar en los múltiples canales religiosos de la democracia popular: radio, tele, cine". No menciona la prensa.

No la he mencionado porque tiendo a pensar que la prensa es algo así como el arte en mayúsculas, una cosa del pasado, un residuo del siglo XIX. Y tiene los años contados, desgraciadamente, porque yo adoro los periódicos. Todas las empresas que fabrican diarios sufren pérdidas enormes y los periódicos están siendo utilizados de la manera más desvergonzada por el poder político, justamente aprovechándose de la crisis económica.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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