Félix de Azúa
El lector habitual es alguien con mejores condiciones para pensar y explicar lo que piensa. De ahí que la miseria expresiva de los jóvenes se traduzca en la mudez de los escolares. Aquel que no tiene éxito para explicarse con el lenguaje suele ampararse en el uso de la fuerza bruta. La creciente presencia de matones en los colegios es debida, a mi modo de ver, a la opinión de que basta con mirar pantallas para ser más inteligente. En los colegios e institutos debería estar prohibido el uso de tales instrumentos. Ya sé que es imposible, pero por lo menos se podrían promocionar algunos institutos donde se apagaran las pantallas y permitieran a los jóvenes usar su cerebro.
Y apostando ya por la utopía, ¿no debería ponerse en práctica la enseñanza oral? En Francia, en Inglaterra y en Italia (no sé si en el resto de Europa) los exámenes son escritos y orales. Los alumnos pasan muchas horas del curso leyendo, escribiendo y defendiendo en voz alta sus trabajos. Ello ha permitido un uso muy superior del lenguaje a los europeos que a los españoles, rasgo evidente en los alumnos de Erasmus. Aquí un bachiller sale sin haber abierto la boca en público, excepto para el botellón. La Universidad, ya se sabe, es muda. Socialmente, no existe.