Félix de Azúa
Me parece estupendo que, tras el apagón barcelonés de cada verano, los medios de formación de masas locales se lancen en busca de un culpable. La categoría del culpable varía según los intereses del medio y es instructivo comparar a quién señalan unos y otros. El resultado es una radiografía del poder real en Catalunya y su jovial ¡viva mi dueño! La pregunta fantasma es: ¿quién manda aquí? Y la respuesta: nadie a la vista. El poder real vive a oscuras todo el año. Jamás lo veremos. Más vale: nos llevaríamos un susto.
Antes era más fácil. El patriota Juan March exprimió a la región catalano-balear hasta dejarla exangüe. Su trompa de pulgón era una eléctrica. En cada cuadrante de la Península, Franco había impuesto un cacique armado de una eléctrica a modo de trabuco. A los gallegos, Fenosa. A los del centro, la familia Oriol. Todo en buenas manos. ¿Creen ustedes que ha cambiado algo? No se hagan ilusiones: Franco sigue vivo. Está escondido en las eléctricas, en las telefónicas, en Renfe, en Iberia, en el gang de banqueros, allí en donde siempre estuvo. Con leves matices sigue actuando con la impunidad, el despotismo y la chulería que le caracterizan, ante una sociedad abandonada por sus representantes.
El otro día cambiamos el contador de mi finca. Los vecinos nos preocupamos de mejorar unas instalaciones rotundamente viejas, como la casi totalidad de la red barcelonesa. Los de Fecsa-Endesa nos presentaron un presupuesto indescriptible. Amenazados con una auditoria, lo rebajaron- ¡a la décima parte! Eso sí, lo instalaron cuando les dio la gana. Por fortuna, uno de los vecinos había sido ingeniero en una eléctrica y antes de proceder al contacto general estudió la instalación. Se quedó lívido. La compañía nos había enganchado a 380 voltios. En una finca de 220. Si llegamos a conectar, salta la casa entera. Ordenadores quemados. Teléfonos fritos. Neveras congeladas. Televisores socarrados. Y así sucesivamente.
Franco vive entre nosotros disfrazado de enchufe eléctrico. Y sigue nombrando los gobiernos de cada centro caciquil.
Artículo publicado en: El Periódico, 28 de julio de 2007.