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¿Somos los buenos?

Por 6 de febrero de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Las imágenes de manifestantes sirios incendiando las embajadas de Dinamarca y Noruega han puesto de relieve una vez más el abismo cultural que se extiende entre Oriente Medio y Europa. Como si hiciera falta, precisamente en la semana en que Hamás toma el poder en Palestina e Irán repite una vez más que continuará su programa nuclear. En las calles europeas, mucha gente se pregunta por qué el mundo árabe odia a Occidente, y le echa la culpa a una religión musulmana discriminadora, beligerante, anticuada y cerrada.
Yo no conozco a demasiados musulmanes, y la única información que tengo es la que aparece en los periódicos. Pero según esa información, no es el Islam el que produce el odio contra Occidente. Hay otras razones. Por ejemplo: Occidente ha invadido a Irak y Afganistán, es decir, países a ambos lados de Irán. Buena parte del resto de las fronteras iraníes se reparte entre Turquía y Pakistán, grandes socios de EEUU.
El argumento contra Irán es que es peligroso que una dictadura tenga armas nucleares, pero resulta que precisamente el presidente de Pakistán, Musharraf, es un dictador que posee armamento nuclear. Por alguna razón que nadie nos ha explicado, él sí es bueno. Y por cierto, el gran socio occidental en la región es Israel, que cuenta con unas doscientas cabezas nucleares y lleva décadas eliminando palestinos.
Es verdad que los palestinos también matan israelíes, pero honestamente, en la medida en que unos matan con suicidas y los otros con misiles y tanques, es posible deducir que unos llevan las de perder en este lío. Sobre todo porque cuando los palestinos eligen democráticamente a un gobierno, EEUU, la UE, Rusia y la ONU, es decir, todo Occidente, amenazan con retirarle el financiamiento. Resulta que esos son los mismos que le piden democracia a Irán. Pero los iraníes tienen derecho a preguntarse ¿Es Rusia, por ejemplo, un ejemplo de democracia? ¿O cabe esperar que lo sea Irak?
La religión no produce el odio: lo capitaliza, le da un contenido, un sistema de valores, incluso una causa internacional y una inserción cultural. Yo, por supuesto, estoy muy lejos de simpatizar con Ahmadineyad. Pero me pregunto ¿Es que nosotros, con nuestras corbatas, nuestras sonrisas y nuestra diplomacia, damos una imagen mucho mejor?

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