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Blogs de autor

Reggetón

Por 2 de abril de 2007 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Tras la presentación de mi libro en Panamá, un camarero llamado Charly sirve copas al público. Es un moreno alto con la cabeza rapada, muy simpático. Mientras firmo libros, se ocupa de que nunca me falte algo de beber y me trae canapés. Me cuenta chistes. Al terminar, me dice:

-Mira, bienvenido a mi país ¿Oíste?

-Muchas gracias, muy amable.

-¿Qué vas a visitar acá?

-Poco, porque tengo mucho trabajo. Pero mañana me gustaría salir un rato por la noche.

-No te preocupes, hermano, yo te consigo a las mujeres.

Creo haber escuchado mal.

-¿Las qué, perdón?

Me sonríe con picardía y me pasa el brazo por el hombro.

-Las mejores babies de Panamá, mi hermano. Tú déjame a mí.

Decido responder con una broma. Es lo que se usa en estos casos.

-Ojalá me recibieran así en todas partes.

Nos reímos, pero no soy conciente del error que acabo de cometer.

Al día siguiente, suena mi teléfono a las siete de la mañana. Contesto medio dormido. Es Charly.

-Prepárate para remojar el payaso –me dice a manera de saludo-. Paso por ti a las nueve.

No me da tiempo de responder y cuelga.

Esa noche, agotado tras doce horas de trabajo, me lleno la bañera para darme un baño caliente, tomarme una copa y escuchar música. Pero me llaman de la recepción. El conserje dice que me buscan. Me visto y bajo. Charly está en la puerta, en un descapotable de los años setenta. Tiene puesto un pantalón que le cae hasta la mitad del trasero y un disco de reggetón a todo volumen. En el asiento de atrás hay tres mulatas imponentes en minifalda que me mandan besos volados. Dos de ellas llevan el pelo teñido de rubio.

-¿Estás ready? –me dice Charly.

Yo lo llevo aparte y le susurro:

-Verás, Charly. Te lo agradezco pero estoy un poco cansado.

-Claro –me ríe-. Yo me ocupo del relax.

-Ya. Es que no has entendido…

-Mi hermano, has salido en el periódico. Tienes a las chicas bien hot.

-Sí, bueno… Deja que te explique. Me he casado hace un mes. Es un mal momento para… ¿Me entiendes?

-Tranquilo, brother. Yo no voy a contar nada.

Comprendo que argumentar no tiene sentido. No se me ocurre nada mejor y salgo corriendo. Me paso dos horas dando vueltas por el malecón. Cuando regreso, Charly se ha ido. Quizá piense que soy homosexual. Ojalá piense eso.

Pero no. Al día siguiente, me llama a las seis y media de la mañana.

-Muy bueno lo de irte, hermano. No me sabía esa, pero funciona. Hay que hacerlas esperar. Estoy abajo. Nos vamos a la playa. Hoy vas a revolver el cemento, street fighter.

Cuelgo el teléfono y lo dejó así.

Una hora después, bajo para irme a conocer el canal. Charly está en la vereda de enfrente con su coche, su reggetón y sus mujeres. Vuelvo a subir. Tras unos minutos, suena el teléfono. Descuelgo y cuelgo. Luego de un rato, me dejan un sobre bajo la puerta. Es un aviso de llamada de Charly. A lo largo de la mañana, recibo cinco sobres más. Cuando me asomo a la ventana, Charly me saluda desde la calle. Por la noche, a la hora en que sale mi vuelo a Cartagena, yo lloro en el baño, abrazado al water.

Escribo esto para ver si alguien puede ayudarme. Llevo aquí tres días, y Charly no se va. Bajo mi puerta se han acumulado 32 sobres, y en el descapotable de la entrada hay seis chicas nuevas. Para equilibrar la población se han sumado tres caballeros con los pantalones a medio trasero que bailan reggetón. Para abastecer a la creciente población se ha instalado un puesto callejero de venta de salchichas. Progresivamente, algunos curiosos se van uniendo al grupo. 

Quiero volver a casa.

Quiero ver a mi mamá.

Socorro…
       

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