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Proverbios de un mundo en extinción

Por 6 de junio de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Hoy no voy a contarles nada. He estado leyendo La posibilidad de una isla de Michel Houellebecq, y me he empezado a preguntar si tiene algún sentido, si algo lo tiene. Houellebecq es una patada al cerebro. A continuación, algunos ejemplos para alegrarles el día.

Sobre las mujeres: “”Puede que en una época anterior las mujeres se encontrasen en una situación semejante a la de un animal doméstico. Sin duda existía el placer de constituir un organismo funcional, adecuado, concebido para llevar a cabo una serie discreta de tareas. Todo esto ha desaparecido. Ya no podemos atribuirnos un objetivo. Pasamos por la vida sin alegría y sin misterio, el tiempo nos parece breve”.

Sobre la vida en pareja: “La soledad en pareja es un infierno consentido”.

Sobre el amor después del sexo: “cuando desaparece la sexualidad, lo que aparece es el cuerpo del otro, con su presencia vagamente hostil; los ruidos, los movimientos, los olores; y la presencia misma de ese cuerpo que ya no podemos tocar, ni santificar mediante el contacto, se convierte poco a poco en algo incómodo”.

Sobre la familia y los hijos: “Desde hacía varias décadas, el despoblamiento occidental era objeto de lamentaciones hipócritas. Por primera vez, había jóvenes educados y con buen nivel socioeconómico que declaraban públicamente no querer hijos, no sentir el deseo de soportar las preocupaciones y cargas asociadas a la primogenitura. Por supuesto, una relajación semejante tenía que ser emulada”.

Sobre la amistad: “Lo único que consigue dar al traste con tus últimas ilusiones sobre la humanidad es ganar rápidamente una importante cantidad de dinero; entonces ves llegar a los buitres hipócritas. Yo era lo bastante cabrón y cínico como para darme cuenta, pero amigos, ya no tenía”.

Sobre la sensibilidad: “Es obvio que la crueldad y la compasión ya no tienen mucho sentido en las condiciones de soledad absoluta en que se desarrollan nuestras vidas. Algunos de mis predecesores manifiestan una extraña nostalgia de esta doble pérdida; luego esa nostalgia desaparece para dejar paso a una curiosidad cada vez más ocasional”.

Sobre el sexo: “Llegaron al mercado robots humanoides provistos de una vagina artificial activa. Tuvieron el éxito de la curiosidad durante unas cuantas semanas; luego, de golpe, las ventas cayeron en picado. Algunos pensaron que se trataba de una voluntad de retorno a lo natural, a la verdad de las relaciones humanas: lo cierto es que, sencillamente, los hombres se estaban dando por vencidos”.

Demoledor ¿verdad? Pues eso. Sólo quería compartir con ustedes esas ganas de vivir. Espero que mañana sea un día mejor. Pero no creo que lo consiga.

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