
Ficha técnica
Título: Relatos | Autor: Félix de Azúa |Editorial: Cátedra | Colección: Letras Hispánicas | Formato: Papel | Páginas: 336 | Fecha: May-2016 | ISBN: 978-84-376-3560-6 | Precio: 12,80 euros
Relatos
Félix de Azúa
Félix de Azúa (Barcelona, 1944) es uno de los escritores españoles más interesantes de las últimas décadas. Asesor editorial, catedrático de Estética y de Teoría de las Artes, intelectual presente en múltiples debates, prolífica pluma en la prensa diaria, su palabra incisiva y crítica llena una extensa bibliografía que abarca la poesía, la prosa, el ensayo y el periodismo.
Como poeta fue incluido en la célebre antología de los novísimos (1970). Como novelista es autor de títulos como «Historia de un idiota narrada por él mismo», «Diario de un hombre humillado» o «Momentos decisivos». Como ensayista, sus profundas reflexiones sobre la modernidad han dejado títulos como «El aprendizaje de la decepción», «La invención de Caín», «Autobiografía sin vida» y «Autobiografía de papel».
Quizá su faceta más desconocida como escritor sea la de los relatos breves, que por primera vez se estudian de forma monográfica, con el aliciente de reunir en un mismo volumen un total de dieciocho relatos, varios inéditos hasta ahora. La necesidad de crear un sentido ante el vacío y la muerte, la aceptación del destino o el peso de la herencia se dan cita en esta excelente colección, no exenta de la ironía y el magnífico estilo que han situado a Azúa como uno de los mejores escritores españoles de nuestros días.
Unas palabras
Los grandes narradores de cuentos suelen darse entre aquellos escritores que gozan de una imaginación sintética. Pongamos Edgar Allan Poe. A partir de un objeto o un detalle (una botella de amontillado, una carta, un muro, un gorila) son capaces de ordenar un universo mínimo de máximo significado y coherencia. Decía otro de los más grandes, Antón Chéjov, que, si en el inicio de un cuento aparecía un clavo en el techo, el protagonista debía colgarse del mismo al llegar a la conclusión. Y el mayor de todos los cuentistas, Franz Kafka, era capaz de representar y juzgar el cosmos entero a partir de una cucaracha, un jinete, una puerta o una rata que canta.
Ésa es una de las grandes diferencias entre cuentistas y novelistas, pues estos últimos tienen una imaginación analítica y van añadiendo escenas una tras otra, cada una de las cuales se valdría por sí misma en manos de un cuentista (o un dramaturgo: casi todas las novelas de Dickens están compuestas por escenas teatrales consecutivas), pero en una novela carecen de sentido, sólo lo adquieren en tanto que partes de la totalidad. De ahí la similitud entre cine y novela y el fácil paso de uno a otra, cosa que no sucede con los cuentos. Sólo conozco una espléndida adaptación de cuento al cine, «Una historia inmortal», de Orson Welles, a partir del relato de Isak Dinesen, pero no llega a largometraje.