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Las botas de Mario Vargas Llosa

Por 19 de enero de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

El último artículo de Mario Vargas Llosa, “Raza, botas y nacionalismo”, se refiere al fenómeno del izquierdismo con filo étnico que crece como la espuma en los países andinos. Y por supuesto, es altamente crítico con sus representantes Hugo Chávez, Evo Morales y el candidato peruano a la presidencia Ollanta Humala, el nuevo miembro del club.
Vargas Llosa llama a los tres políticos “racistas”, “militaristas”, “bárbaros”, “demagogos”, “irresponsables”, “incultos”, “anacronismos vivientes” y “monstruos”. Evo es “vivo como una ardilla, trepador y latero”. Humala encarna la amenaza de una “catástrofe”. Y Chávez… bueno, ya se pueden imaginar lo que dice de Chávez.
Para la mayoría de mis amigos europeos y peruanos, el artículo representa un ejemplo de lucidez y agudeza. Y sin embargo, paradójicamente, el más feliz con él es el propio Humala. En efecto, en una charla informal, uno de los asesores de imagen del “comandante” me ofrece el siguiente análisis:
“Este artículo quizá nos consiga un par de puntos en las encuestas, porque Vargas Llosa es blanco. Peor aún, es el prototipo de lo blanco. En un país con tanta desigualdad, él representa a la vez al sistema de los políticos tradicionales y al rico que vive en Europa. Y precisamente el odio contra ambos grupos es el pivote del voto por Humala”.
Según el asesor, cuando Vargas Llosa compara a Humala con Chávez y Evo, refuerza su imagen como líder de altura internacional. “Pero lo más importante: por mucho que Vargas Llosa escriba contra el racismo, es percibido como un blanco insultando a indios (Evo), mestizos (Humala) y mulatos (Chávez). El 80% de este país se ha visto en esa situación, y no precisamente del lado blanco”.
Ollanta ocupa el primer lugar en las encuestas con un 28% de intención de voto casi sin abrir la boca. De hecho, sus apariciones políticas han sido mínimas y muchos menos que las de cualquier otro candidato (la semana pasada tuvo sólo dos, y no concedió ninguna entrevista). Quienes lo han catapultado son precisamente sus enemigos, porque él ha capitalizado su terror. O al menos, eso pienso cuando el asesor se despide de mí y me dice:
-Oye, tú eres escritor ¿No? ¿Conoces a Vargas Llosa? ¿Puedes convencerlo de que escriba otro artículo así? Nos vendría bien que lo publique en la semana de las elecciones.

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