Skip to main content
Blogs de autor

El equipo de los problemas

Por 14 de junio de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Futbolísticamente, nadie espera que la selección de Irán desequilibre o sorprenda en el Mundial de Alemania. Pero políticamente, está causando una cantidad de dolores de cabeza que más le correspondería a un grupo armado que a un inocente equipo de fútbol.

Y es que los torneos deportivos internacionales son ocasiones propicias para que cualquier manifestación –o desviación- política sea captada por las cámaras de todo el mundo. En este Mundial, el grupo más importante en busca de relevancia internacional son los skinheads, neonazis que se empeñan por todos los medios en aguar la fiesta. A pesar de las buenas intenciones de la canciller Angela Merkel, que espera que el Mundial sea una fiesta de la fraternidad y la tolerancia, los alemanes no han tenido más remedio que publicar un mapa-advertencia que señala las ciudades del país no recomendables para los extranjeros, especialmente de razas coloridas. En el mapa aparece vetado todo el Este del país.

Por supuesto, los neonazis ven en el mundial ante todo la oportunidad de su raza para demostrar su superioridad física. Pero más allá del patrioterismo habitual, su equipo favorito es el iraní. Como el presidente Mahmud Ahmadineyad se despacha un día sí y otro también contra el estado de Israel y niega públicamente el Holocausto, los skinheads lo consideran una persona sensata y razonable a la que hay que defender, y proclaman su adhesión en los partidos de su selección, sin tomar en cuenta que, si se encontrasen por la calle con esos mismos jugadores, les abrirían la cabeza a garrotazos (francamente, para estar tan obsesionados con la raza, los nazis ya podrían al menos ser capaces de distinguir a un iraní de un colombiano).

A ese grupo se enfrentan, claro está, los activistas sionistas que también asisten a todos los partidos para denostar a su enemigo. Y, ya para no ser menos, el grupo yihadista de los Muyahidin al Jalq también se ha apuntado públicamente a la fiesta.

Sólo con eso, la selección iraní ya requiere una cantidad de previsiones de seguridad inusuales. Pero las autoridades germanas ruegan al cielo que no pase a la segunda ronda. El presidente Ahmadineyad ha prometido que, si clasifican, irá personalmente a ver jugar a su equipo en Alemania. En plena crisis por el uso de energía nuclear. Un aficionado berlinés declaró recientemente a un noticiero que prefiere que Ahmadineyad les lance la bomba atómica. Según él, hará menos daño así.

Lo curioso es que, en el interior de su país, el equipo también causa polémica, porque pone en conflicto el populismo mediático del líder con las tradiciones religiosas. Así, por ejemplo, Ahmadineyad anunció este año que permitiría la entrada de mujeres en los estadios. Un importante ayatolá se ha opuesto abiertamente a la medida, ya que eso contradice la jurisprudencia que prohíbe que la mirada de las mujeres se deslice sobre el cuerpo masculino. Pero es posible que termine por ceder, ya que, en un país sin discotecas ni pubs y en que el alcohol es ilegal, el fútbol puede convertirse en un saludable catalizador de la energía juvenil.

Todo este lío ha representado un alivio para una de las estrellas iraníes, Mehdi Mahdavikia, jugador del Hamburgo, que recientemente fue acusado de bigamia por un diario alemán. Al parecer, Mahdavikia se casó dos veces en Teherán, donde la legislación lo permite, pero la bigamia es ilegal en Alemania, donde residen ambas mujeres. La noticia fue un escándalo cuando salió a la luz, en abril. Sin embargo, ahora que Irán anda metido en todos estos fregados, nadie parece concederle demasiada importancia a la vida marital del buen Mehdi. Ojalá todos los problemas fuesen como el suyo.         

Close Menu