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Acabemos con los feos

Por 21 de abril de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

El gobierno español y los empresarios de la moda no están satisfechos con el físico de sus compatriotas. Tras varias reuniones entre los modistos y el Ministerio de Sanidad y Consumo, han llegado a un acuerdo: van a estudiar cómo se ven los españoles exactamente, y luego harán lo que puedan para cambiarlos y homogeneizarlos un poco, que tampoco vaya por ahí la gente viéndose como le dé la gana. Cito textualmente el cable de agencia:

“Los modistos se comprometen a estudiar la unificación de tallas y promover una imagen física saludable”
MADRID, 19 (OTR/PRESS)
“El sector de la moda se comprometió hoy con el Gobierno a colaborar para estudiar la unificación de las tallas y promover una imagen física saludable. Lo cierto es que no es esta la primera vez que el sector hace la misma declaración de intenciones, que hasta el momento no ha llegado a cumplir. El Gobierno ha decidido crear un grupo de trabajo para estudiar este problema. Además, elaborará un estudio antropométrico de la población española que actualice los parámetros de la tipología física de los ciudadanos.”

Yo, por mi parte, quiero manifestar mi plena conformidad con las medidas del ministerio de Sanidad y Consumo orientadas a unificar las tallas de los españoles. Ya puestos, creo que deberíamos unificar también el sentido estético de la gente. El gobierno se niega a admitirlo, pero aumenta preocupantemente la cantidad de feos y feas que circulan por las calles del país, y es necesario tomar medidas al respecto.

Yo propongo que el Ministerio de Ornato y Salud Pública, por ejemplo, plantee parámetros físicos obligatorios: un importante porcentaje de la fealdad de la gente se concentra en la zona de la nariz, porque su naturaleza protuberante con frecuencia irrumpe de un modo desagradable en el paisaje facial. En consecuencia, debería promocionarse el uso de narices armoniosas, pequeñas y sin caballetes, formadas por suaves curvas descendentes. Se podría empezar probando la autorregulación, pero si eso no funciona, cabría emplear una normativa más drástica, por ejemplo, prohibir a los feos de índole nariguda salir a la calle en horas punta, como una forma de reducir el índice de fealdad ambulatoria. Progresivamente, es posible extender esas medidas a los feos y feas labiales, oculares, auriculares y, por supuesto, a esa lacra social que constituyen los feos globales, aquellos en que, por capricho de la naturaleza o corrupción de la costumbres, ya no tienen arreglo posible, porque todo lo tienen mal puesto.

Así como es importante promover una imagen física saludable, hay que extender el uso de una imagen física con sentido estético. Este tipo de medidas sin duda incidirán positivamente en el aumento del turismo y la calidad de vida de los habitantes del reino. Porque un país de bonitos es un país feliz ¡Acabemos con la conspiración de los feos!

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