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Saviano y la Camorra

Por 8 de julio de 2008 Sin comentarios

Edmundo Paz Soldán

Hay tantos clanes delictivos italianos que no es fácil seguirles la pista. La Mafia siciliana es la que se convertido en leyenda, gracias a sus métodos salvajes y al cine. En los últimos años, la N’drangheta del extremo sur de Italia ha hecho méritos para captar nuestra atención. Sin embargo, como Roberto Saviano, autor de Gomorra: Un viaje al imperio económico y al sueño de poder de la Camorra (Debate, 2006), lo muestra de manera contundente, ninguna organización se acerca a la Camorra napolitana. Gracias a su tendencia suicida a escribir los nombres de los jefes más temidos y a los alcances globales de su investigación, Saviano ha vendido más de un millón de ejemplares de su libro, pero también es ahora un hombre perseguido que debe vivir con protección policial todo el tiempo. Saviano todavía no ha cumplido los treinta años y ya se ha convertido en una suerte de Salman Rushdie, con la diferencia de que los que le han puesto un precio a su cabeza son occidentales y dicen ser muy católicos.

Saviano cuenta que, para los que saben, la Camorra es simplemente el Sistema. Y el Sistema se ha compenetrado tanto de la vida de Nápoles y sus alrededores que no hay nada que no pase por sus manos; si el precio del panetón sube en la navidad, es porque uno de los jefes ha decidido dar "una paga extra a las familias de los presos afiliados al clan". Las estadísticas son abrumadoras: de los noventa y dos municipios de la provincia de Nápoles, sólo nueve se han salvado hasta ahora de algún tipo de investigación policial. Aquí se encuentra la principal diferencia entre la Camorra y la Mafia: mientras la Mafia todavía ve al Estado como su enemigo, la Camorra ha decidido aceptar al Estado y actuar a través de él. Nada de poner bombas a políticos, nada de extorsionar a comerciantes; se trata de transformar los clanes en "comités de negocios"; así, no es la intimidación la que hace que las empresas acepten las reglas del Sistema, sino la conveniencia. Gracias a esta transformación empresarial, la Camorra se ha convertido en "la mayor organización criminal de Europa". Al menos el cincuenta por ciento de los comercios napolitanos tienen algún tipo de relación con el crimen organizado.

La Camorra domina los negocios de la construcción, de la moda, del armamento, de la droga, de los vertederos de basura. Casi todos los productos chinos de contrabando que ingresan a Europa lo hacen a través del puerto de Nápoles, controlado por la Camorra. El Sistema también ha logrado infiltrarse en el diseño de alta calidad: en los talleres alrededor de Nápoles, se producen las prendas falsificadas de las marcas de lujo (Versace, Prada, etc) que luego llegarán a los malls norteamericanos a precios altos pero accesibles a la alta burguesía. Los tentáculos de la Camorra se extienden por Australia, Asia, Europa oriental, las costas españolas: se trata en verdad de un gran negocio global.  

Saviano no cesa de contar buenas y terribles historias. En Gomorra, asistimos al drama de Pasquale, "el mejor modisto del mundo", que un día recibe el encargo de un boss de crear, por muy pocos euros, un vestido de lujo, y meses después, en la ceremonia de los Oscar, se sorprende al descubrir a Angelina Jolie llevando su vestido. Vemos cómo otro boss se obsesiona con construir una mansión idéntica a la de Tony Montana en Scarface. Leemos cómo algunas organizaciones, antes de vender una droga en el mercado, prueban su calidad con drogadictos de la calle: si no sobreviven, es que la calidad no es buena. Leemos cómo un miembro ejecutivo de uno de los clanes está tan fascinado por su AK-47 que hace un viaje de peregrinación a Rusia en busca del legendario inventor del Kalashnikov, y cómo la Camorra se encarga de comprar basura radioactiva de otras provincias, para enterrarla luego en los alrededores de Nápoles, con el resultado de que esas tierras se vuelven estériles, los campesinos deben inmigrar, y la proporción de cáncer es más alta en esa región que en el resto de Italia.

Saviano no es un periodista objetivo, neutral. Esta historia tiene un drama personal, y cuando Saviano lo cuenta, el libro gana en intensidad y entendemos su obsesión por enfrentarse a la Camorra. El padre de Saviano trabajaba en el servicio de ambulancias, era un joven médico. Cuando los "killers" de un clan atacaban a alguien en la calle, las ambulancias llegaban rápido, pero tenían la orden de no intervenir si la persona que había sido atacada seguía viva: lo normal era que los "killers" volvieran para rematar el trabajo. Una noche, sin embargo, el padre de Saviano se topó con un herido de apenas dieciocho años, y decidió salvarle la vida. La paliza que luego recibió a manos de los "killers" lo dejó amedrentado el resto de su vida. La conexión es evidente: el hijo se embarca en su cruzada para mostrarle a la Camorra que en su familia, y en la región, queda un resabio de dignidad humana. Y su "perversión" por decir la verdad, el coraje para enfrentarse al Sistema, es el "Yo sé" de su tiempo: "Yo sé, y tengo las pruebas. Yo sé dónde se originan las economías y de dónde toman su olor. El olor de la afirmación y la victoria. Yo sé qué exuda el beneficio. Yo sé. Y la verdad de la palabra no hace prisioneros, porque todo lo devora y de todo hace una prueba". Esta investigación periodística, de pronto, se convierte en un texto trascendente, una obra literaria que es va más allá de la requisitoria moral a un Sistema capaz de hundir en la pobreza y corromper a toda una región, para transformarse en un manual para sobrevivir en tiempos en que mirar a un costado parece ser la norma.

(Qué Pasa, La Tercera, 5 de julio 2008)

 

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Edmundo Paz Soldán

Edmundo Paz Soldán (Cochacamba, Bolivia, 1967) es escritor, profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Cornell y columnista en medios como El País, The New York Times o Time. Se convirtió en uno de los autores más representativos de la generación latinoamericana de los 90 conocida como McOndo gracias al éxito de Días de papel, su primera novela, con la que ganó el premio Erich Guttentag. Es autor de las novelas Río Fugitivo (1998), La materia del deseo (2001), Palacio quemado (2006), Los vivos y los muertos (2009), Norte (2011), Iris (2014) y Los días de la peste (2017); así como de varios libros de cuentos: Las máscaras de la nada (1990), Desapariciones (1994) y Amores imperfectos (1988).Sus obras han sido traducidas a ocho idiomas y ha recibido galardones tan prestigiosos como el Juan Rulfo de cuento (1997) o el Naciones de Novela de Bolivia (2002).

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