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Río, entre la "pacificación" y la violencia

Por 11 de mayo de 2014 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Edmundo Paz Soldán

Vicky, una estudiante cruceña del doctorado que vive en el barrio de Copacabana en Río de Janeiro, estaba en su departamento la noche del pasado 22 de abril cuando escuchó disparos y gritos. Valeria, su compañera de cuarto, la llamó para decirle que había un enfrentamiento entre la policía y pobladores de la favela Pavão-Pavãocinho (la más cercana a donde ellas viven), y que los accesos principales al barrio -el túnel, la avenida Nossa Senhora de Copacabana- estaban cortados. Valeria le sugirió que saliera del departamento y se fuera bordeando la playa a encontrarse con ella en Ipanema. Así lo hizo. Vicky y Valeria se quedaron allá hasta un poco después de la medianoche, cuando la policía abrió los accesos.

El enfrentamiento entre la policía y los pobladores de la favela se debía a la muerte del bailarín Douglas Rafael Pereira la noche anterior, en circunstancias confusas. Hay versiones que indican que la policía habría confundido a Douglas con un narcotraficante y, al dispararle, provocado la caída que le ocasionó la muerte. Para la gente que vive en Pavão-Pavãozinho, la policía militar es la culpable. La favela está "pacificada", un eufemismo que indica que la policía militar ha limpiado de narcotraficantes el lugar y se puede circular sin problemas; a cambio, hay UPPs (Unidades de Pacificación Policial) en la favela. Se trata de una relación tensa y desamorada: la favela no quiere a la policía, y la policía desdeña a la gente de la favela.

A un mes del mundial, la tenue paz alcanzada por Río amenaza con quebrarse. En los primeros tres meses de este año ha habido cerca de 1500 homicidios en la ciudad (el año pasado, en la misma época, hubo 1150), y los policías tienen el gatillo más fácil que nunca: ya han matado a 153 personas este año (96 el año pasado). Muchas de esas personas eran inocentes como Douglas, que en el momento de los disparos se encontraban en el lugar equivocado. Las favelas ya no están dispuestas a tolerar los abusos: este año, en Rocinha, hubo ocho autobuses quemados cuando la policía mató a un inocente; también hubo disturbios en Maré -que no está "pacificada"- después de dos muertes.

Las embajadas de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Argentina han emitido comunicados para alertar a sus ciudadanos de los riesgos de Río de Janeiro durante la Copa. Preocupado por esas repercusiones, el Gobernador del estado ordenó la semana pasada sacar a toda la policía a las calles, y ha contratado 2000 efectivos más.

Quizás uno de los problemas de la violencia en Río, el de las favelas, se deba a que, como dice el analista Frei Betto en el periódico O Dia, su "pacificación" nunca estuvo acompañada de un proyecto educativo, cultural y de mejoramiento de la infraestructura. Las favelas siguieron siendo pobres, un lugar tentador para los narcotraficantes y para que la violencia rebrote en cualquier momento; también continuaron siendo discriminadas, tanto en el trato policial como en el imaginario de la ciudad (alguien me dijo que yo podía ser fanático de cualquier equipo excepto del Flamengo, porque eso significaría ser un "favelado").

Valeria y Vicky, las amigas cruceñas que viven en Copacabana, dicen que el barrio es tranquilo y que el último año solo ha habido disturbios dos veces. Lo más probable es que Río tenga un mundial tranquilo y triunfe su espíritu acogedor y amable. Lo complicado será acometer cambios estructurales que permitan que la ciudad rompa de una vez por todas con sus ciclos de violencia y la "pacificación" sea verdadera. 

 

(El Deber, 11 de mayo 2014)

 

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Edmundo Paz Soldán

Edmundo Paz Soldán (Cochacamba, Bolivia, 1967) es escritor, profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Cornell y columnista en medios como El País, The New York Times o Time. Se convirtió en uno de los autores más representativos de la generación latinoamericana de los 90 conocida como McOndo gracias al éxito de Días de papel, su primera novela, con la que ganó el premio Erich Guttentag. Es autor de las novelas Río Fugitivo (1998), La materia del deseo (2001), Palacio quemado (2006), Los vivos y los muertos (2009), Norte (2011), Iris (2014) y Los días de la peste (2017); así como de varios libros de cuentos: Las máscaras de la nada (1990), Desapariciones (1994) y Amores imperfectos (1988).Sus obras han sido traducidas a ocho idiomas y ha recibido galardones tan prestigiosos como el Juan Rulfo de cuento (1997) o el Naciones de Novela de Bolivia (2002).

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