Edmundo Paz Soldán
El interés que los novelistas norteamericanos de la nueva generación tienen por los comics es cosa seria. Están, sobre todo, los ensayos y la novela (Kavalier & Klay) de Michael Chabon, y los ensayos y la novela (La fortaleza de la soledad) de Jonathan Lethem. Ahora, el mismo Lethem se anima a recuperar a un enigmático superhéroe de los setenta, y guionizar diez capítulos de Omega the Unknown, con dibujos de Farel Darlymple. En la post-apocalíptica historia original, Omega es el último sobreviviente de una raza de extraterrestres, que ha sobrevivido a un ataque a su planeta gracias a haberse escapado a la Tierra; ya en la Tierra, deberá luchar con los robots enviados a destruirlo. Todo eso se va descubriendo gradualmente, pero no parece ser lo central para el guionista original, Steve Gerber; éste estaba más preocupado por desarrollar la amistad de Omega con el adolescente James-Michael Starling que en mostrar los típicos combates del superhéroe con sus enemigos. En el mundo de Lethem, se nota la influencia de Philip Dick: no se puede distinguir quiénes son los robots enviados a matar a Omega y quiénes los seres humanos. Lethem ha escrito ensayos sobre Dick (es el editor de la edición de la obra del californiano en The Library of America) y en sus novelas hay guiños a Dick, pero el medio del comic le permite apropiarse de sus temas más directamente. Lethem ha creado una pesadilla a colores en la que los robots no son menos parte de la vida cotidiana que Starling, la enfermera que lo cuida y su entorno policial.
(Cuando muere la madre de Starling, éste descubre que ella era también un robot: Gabriel, mi hijo, que estaba leyendo el comic al mismo tiempo que yo, quedó algo preocupado por esa escena: ¿será que está pensando que sus padres podríamos ser unos robots?)