Edmundo Paz Soldán
Evo Morales ha aprobado el referendo revocatorio para el 10 de agosto de este año. De acuerdo a esta ley, tanto el presidente como el vicepresidente y los prefectos elegidos por elecciones deberán someter su cargo a elecciones; se queda el que logra que los votos en contra sean menos que los que obtuvo para llegar al cargo. Por dar un ejemplo: como Evo logró, en grueso, un millón trescientos mil votos en las elecciones del 2005, dejará de ser presidente si en este referendo recibe más de un millón trescientos mil votos en contra.
Como dice la analista Jimena Costa en un artículo periodístico, este referendo no resuelve la crisis de gobierno y de Estado que vive Bolivia; lo único que hace es postergarla por algunos meses, lograr que los actores principales ganen algo de tiempo. Una vez más, los bolivianos, en vez de encontrar una solución de fondo a los problemas, se contentan con una salida transitoria. Y así vamos…
Jimena Costa nota la abrumadora cantidad de elecciones y referendos que se vienen en Bolivia:
"Prepárense, vienen ocho referendos revocatorios departamentales -el Prefecto chuquisaqueño ya renunció-, uno revocatorio nacional a Presidente, tres referendos sobre estatutos autonómicos (Beni, Pando, Tarija), dos referendos sobre autonomías en Cochabamba y Chuquisaca -que ya están juntando firmas-, una elección de Prefecto en Chuquisaca, un referéndum dirimidor y un referéndum constitucional -que seguro irán en combo con el revocatorio-, dos o tres elecciones de nuevos prefectos donde sean revocados, una elección general si pierde el presidente Morales -¡claro que puede perder!- que ganó con esa clase media a la que hoy estupidiza. Van 21, todos en los próximos nueve meses".
Crecí en Bolivia bajo dictaduras y me acostumbré a pensar que la descomposición del sistema democrático tenía que ver con la imposibilidad de que los ciudadanos pudieran votar libremente. La actual crisis de gobierno y Estado en Bolivia, sin embargo, muestra una arista fascinante: la descomposición del sistema democrático también ocurre cuando hay un exceso de elecciones. Tanta democracia no es lo mismo, claro, que su ausencia durante una dictadura. Pero quien crea que veintiún elecciones y referendos demuestran una gran madurez del pueblo boliviano y sus líderes, está equivocado.